lunes 21 de enero de 2013, 10:23h
El paro es
el problema más sensible para los españoles, "pero temporal", según Rajoy. Es
evidente que la inactividad de millones de personas provoca una fractura que
afecta no solo a cada una de las personas en tal situación sino que repercute
en los núcleos familiares, pone en riesgo grave la viabilidad de los sistemas
de solidaridad social y reduce la capacidad de consumo necesaria para las
actividades industriales y comerciales supervivientes a las dificultades de la
crisis económica.
La gravedad
del problema se acrecienta cuando, por fortuna, la economía superviviente
comienza a dar síntomas de mejora. España da señales de evolución positiva. La
prima de riesgo baja como síntoma de recuperación de confianza. La llegada de inversiones
del exterior sucede a la fuga de capitales. Las exportaciones y el turismo
crecen. La idea del rescate se aleja. El sistema bancario se presenta
salvaguardado. En conjunto, la economía parece que puede salir del largo túnel
por el que transitaba, pero el paro continúa en niveles insostenibles. En
resumen, la crisis económica tiende a superarse pero la crisis social continúa
por ahora. El presidente Rajoy se atreve a pronosticar, con moderado optimismo
y demasiada parsimonia, que "2.014 será un año de crecimiento económico y de
crecimiento del empleo".
Cuando la
economía cae el desempleo crece pero, cuando la economía remonta, el empleo no
crece simultáneamente. Las medidas, quizá imprescindibles, para la recuperación
no influyen en el mercado laboral porque son restrictivas y, consecuentemente,
alimentan el paro. La restricción de la oferta de empleo público, la subida de
impuestos, la eliminación de duplicidades administrativas, la suspensión de
programas de construcción, la fusión de empresas o la desaparición de muchas y
la reducción de plantillas son medidas de saneamiento económico a la vez que
recortes de personal. Hasta la innovación tecnológica elimina puestos de
trabajo. Las empresas más innovadoras crean riqueza pero reducen empleo.
Por duro que
sea decirlo, es evidente que sin reducir el déficit y aumentar la
competitividad no es posible mejorar la situación social y que las correcciones
mencionadas eran necesarias para salir de la recesión y son, inevitablemente,
previas a la reactivación laboral. No es posible que los efectos de las
correcciones tengan un impacto social simultáneo y matemáticamente
sincronizado. Las políticas de austeridad son una respuesta inevitable y
correcta a la crisis pero deben ir acompañadas de una preparación de nuevas
propuestas de compensación e integración laboral. Pueden ser aceptables y el
pueblo español está demostrando una gran capacidad de solidaridad y sacrificio.
Las reformas orientadas a sanear las finanzas, mejorar la competitividad
productiva y equilibrar las cuentas públicas se entienden. Pero es la hora de
que, también, cuando menos, se vislumbre la luz de salida del túnel del paro
con programas capaces de aliviar en corto plazo los efectos perversos de la
crisis heredada y de los recortes inevitables. Un sistema más flexible y
moderno de relaciones laborales, con convenios de empresa y contratos de empleo
juvenil que compaginen trabajo y formación se imponen. La creación de empleo
debe ser estimulada con medidas de urgencia. No puede seguir inmune la fractura
social que afecta a tan gran parte de la población de una nación con
posibilidades de desarrollo o se creará un problema crónico políticamente
inasumible.
Ex diputado y ex senador
Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
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