Se llama 'La indiferencia de los pájaros' y es
la primera novela de un madrileño, con
vínculos familiares en la provincia de Toledo y enamorado de la capital de
Castilla-La Mancha.
Javier Rodríguez Alcayna, aprovechó una larga
estancia en Toledo, por su trabajo en la Delegación del Gobierno, para sumergirse en una ciudad de la que, al final, salió su
primer libro editado por Atlantis.
Esta semana lo ha presentado en Toledo, en la Librería Hojablanca en un acto conducido por la directora de Diariocrítico de Castilla-La Mancha,
Carmen Bachiller, un periódico en el que publica habitualmente sus artículos
literarios y de opinión.
Fue una velada con una entrevista al joven
autor en la que terminó implicándose el público asistente.
La novela es un sueño cumplido, confiesa, "siempre
lo había querido hacer, desde pequeño".
Y es que Javier escribe desde los ocho años -eso
lo cuenta su madre, orgullosa- y ha terminado lanzándose al complejo mundo literario,
combinando su trabajo como funcionario en el Instituto Geográfico Nacional o el
Museo Reina Sofía de Madrid con una vocación que decidió iniciar con un tema de
plena actualidad cuando comenzó a escribir: La corrupción urbanística.
En realidad, el libro terminó convirtiéndose
en un compendio de historias que van desde complejas relaciones familiares y de
pareja, pasando por la denuncia social, el drama de la inmigración o la pugna
entre patrimonio y desarrollo urbanístico.
Cuenta con un protagonista, Gabriel Noceda,
que en realidad se niega a serlo durante buena parte de la novela y que cede,
en ocasiones, el primer plano a una ciudad de la que no conocemos el nombre
pero de la que terminamos sabiendo que es Toledo. "Una ciudad que me trastocó
internamente", nos cuenta, y a la que vuelve, al menos una vez al mes, atrapado
irremediablemente.
Rodríguez Alcayna describe 'La indiferencia
de los pájaros' como "ese sentimiento de que parece que la vida pasa, de que me
moriré y los pájaros seguirán cantando pero, en el fondo, el comportamiento
individual también puede hacer cambiar las cosas".
Su trabajo profesional vinculado a la gestión
cultural y sus propias "inquietudes personales" han empapado una novela capaz de mantener al lector en tensión hasta el
último capítulo. Dice que "hasta cierto punto quería que fuese un libro de denuncia social. Por ejemplo, para mí, el hecho de ser funcionario es porque al final siempre tienes algo de sensibilidad social, si no, te dedicas a otra cosa".
El autor reconoce "veleidades" que se ha
permitido en su obra. Por ejemplo, a la hora de introducir personajes que
recuerdan a los de Dickens y que allanaron el camino para hablar de otra de sus
obsesiones: El drama de la inmigración. "Siempre me ha interesado", explica.
Javier Rodríguez disfruta escribiendo. Sin
más pretensiones. Por eso dice que lo que espera que el lector se lleve de su
novela es "simplemente que no piense que ha perdido el tiempo. Que tuviera la
sensación de que es algo diferente a cualquier otra que pudiera leer".
Ahora prepara ya su segundo libro que,
avanza, "no tiene nada que ver con este". Ante el nuevo reto le preocupa sobre
todo, "ser capaz de contar las cosas de otra forma, es mi desafío personal" y
será "una novela más psicológica, con menos diálogos, fácil de leer y con
mucha, mucha acción como la primera". Por cierto, Toledo, de nuevo será uno de
los escenarios. Estaremos atentos.
Más sobre el autor:
http://javierrodriguezalcayna.wordpress.com/