Todos los datos disponibles, y sea cual sea el punto de vista desde
el que se consideren, muestran que las políticas neoliberales que se
vienen aplicando en los últimos años tienen un resultado muy claro:
mejorar los ingresos y la riqueza de los más ricos.
Como es lógico, quienes las ponen en marcha no las presentan a la
población como si tuvieran ese propósito. Nadie iba a apoyar a un
gobierno que dijese públicamente que las medidas que adopta se dirigen a
aumentar la desigualdad y las rentas de los que ya están en la cima de
la riqueza y el poder. Tienen que disimularlo y para ello llevan años
pagando a economistas y a grupos de investigación para que difundan
ideas que permitan ocultar el verdadero propósito de las políticas que
llevan a cabo.
Eso es lo que ha convertido al neoliberalismo en una ideología
verdaderamente mentirosa basada en un sinfín de proposiciones sin
fundamento empírico alguno pero que, a base de ser difundidas sin
descanso por todo tipo de medios de comunicación y de haberlas impuesto
como dominantes en la Academia, se adoptan como si fueran verdades
indiscutibles.
¿Quién no ha oído decir que para crear empleo hay que bajar salarios,
que lo que le conviene a los países más pobres es acabar con el
proteccionismo, que los factores demográficos son los que ponen en
peligro las pensiones públicas, que el sector privado es más eficiente y
barato que el público,...?
Estos y otros muchos mitos del neoliberalismo han sido desmontados ya
con los datos en la mano en multitud de estudios pero quienes se
encargan de difundirlos no los tienen en cuenta, simplemente los
desprecian o los desconocen, y siguen propagando falsedades con el apoyo
financiero, mediático y político de los grandes grupos de poder.
Uno de los mitos más extendidos y al que quisiéramos referirnos ahora
tiene que ver con los impuestos. Desde hace años se viene insistiendo
desde las fuentes de opinión neoliberal que cuanto más impuestos haya
peor irá la economía y el empleo y que, por lo tanto, lo que hay que
hacer es rebajarlos al máximo para que, por el contrario, pueda haber
más actividad económica y más puestos de trabajo.
Con esa excusa llevan haciendo reformas fiscales desde hace años
dirigidas siempre a rebajar impuestos a las personas de rentas más
elevadas que, lógicamente, tienen como efecto el incremento de sus
ingresos y de su bienestar en perjuicio de las demás. Y no solo de
quienes necesitan un sector público potente porque no pueden pagarse
servicios privados sino de muchos empresarios que también necesitan una
buena dotación de capital público y social para crear riqueza y que
tienen que renunciar a él por la falta de recursos del Estado que
originan los menores ingresos públicos.
La gente normal y corriente suele aceptar estas reformas precisamente
porque su justificación es aparentemente muy razonable: ¡todo sea por
mejorar la marcha de la economía y por crear más empleo!
Lo que ocurre, sin embargo, es que esa idea que defienden los neoliberales no tiene nada que ver con la realidad.
En contra de lo que nos dicen los economistas y políticos que
defienden impuestos más bajos a las rentas más elevadas, esas rebajas
impositivas no benefician a la economía en su conjunto, ni favorecen el
crecimiento de la actividad económica, ni el del empleo.
En esta nota nos referimos a un caso concreto de esa política que
tiene que ver con los tipos marginales del impuesto sobre la renta.
El tipo marginal del impuesto es el porcentaje adicional que un
contribuyente tendría que pagar por obtener un euro más de renta.
Siguiendo su doctrina anti-impuestos, los economistas neoliberales
afirman que esos tipos (como en general todos los de los impuestos)
deben ser muy bajos porque sin son muy altos actúan como un desincentivo
para la actividad económica. Argumentan que si una persona sabe que va a
pagar un porcentaje muy alto si obtiene rentas adicionales, entonces no
estará motivada para realizar el esfuerzo que le permita obtenerlas (si
va a ganar un euro más pero el 45 o el 50% se lo lleva Hacienda no le
interesará ganarlo, según dicen).
Se sostiene, entonces, que los tipos marginales elevados suponen un
freno para el progreso económico, para la competitividad y para el
empleo.
Lo que ocurre es que la realidad no confirma estas afirmaciones.
En las gráficas de más abajo, elaboradas por el Profesor de Historia e
Instituciones Económicas de la Universidad Pablo de Olavide Mauricio
Matus, se presenta lo que ocurre en los 32 países más ricos del mundo
que forman parte de la OCDE (Fuente de los datos
aquí).
Si tomamos por un lado el tipo marginal máximo del impuesto sobre la
renta (en el eje horizontal) y por otro (en el eje vertical) el Producto
Interior Bruto per capita observamos claramente (Gráfico 1) que el
hecho de tener tipos muy altos no impide ni mucho menos tener un PIB per
capita elevado.
Países como Suecia, Holanda, Alemania, Dinamarca, Reino Unido, Japón,
Suiza, Noruega, Francia... (que se encuentran a la derecha del eje
horizontal porque sus tipos son elevados) tienen también un PIB per
capita alto.
Si los neoliberales estuvieran en lo cierto, tendría que haber una
relación negativa entre los tipos marginales y el PIB per capita, es
decir, que a tipos más elevados debiera corresponder un menor PIB. Como
se ve en los datos de la OCDE reflejados en la gráfica, eso no es lo que
ocurre en la realidad.
Es verdad que de esos datos tampoco se puede deducir que tener altos
tipos marginales sea bueno para que haya PIB más elevado. Pero sí
demuestran que no es cierta la afirmación contraria, la que defienden
los neoliberales para justificar sus políticas de rebaja de impuestos a
los ricos.
La segunda gráfica también refleja que los neoliberales tampoco
llevan razón cuando afirman que tipos marginales más elevados
desincentivan la creación de empleo. Si fuese así, en los países con
tipos marginales más elevados tendría que haber tasas de paro más altas.
Sin embargo, en la segunda gráfica se puede ver claramente que los
países con tipos marginales más elevados (los que está más a la derecha)
no son ni mucho menos los que tienen tasas de paro más elevadas. Más
bien todo lo contrario, están a la derecha y también abajo del eje
vertical porque su tasa de paro es baja. Luego también es falso que
tipos marginales más elevados en el impuesto sobre la renta actúen como
desincentivo del empleo, tal y como nos quieren hacer creer los
neoliberales para justificar las rebajas fiscales en beneficio de los
grupos de población de mayor renta.
También en este caso concreto se demuestra que la política fiscal que
llevan a cabo la mayoría de los gobiernos (incluido el español) está
basada en falsedades y mitos para ocultar sus verdaderos propósitos y la
injusticia y el daño social que provocan.