jueves 27 de diciembre de 2012, 08:07h
Los autónomos están pagando bien caro el coste de la
recesión. El año 2012 se cierra con 50.000 trabajadores autónomos menos. No es
de extrañar. Los están crujiendo literalmente.
Descanso estos días en el
Valle de Arán y un autónomo de Viella me lo dijo claramente: "Yo tengo mi negocio en España, pero he
tenido que inscribirlo fiscalmente en Francia. Muchos compañeros lo han hecho
también, y en la comarca de Puigcerdá son legión". Pregunto por qué. La
respuesta es clara. Francia perseguirá a los millonarios como Depardiéu, pero
protege a los autónomos, pagan un tercio menos de impuestos que en España,
están más protegidos socialmente y el Estado no los somete a un exceso de controles.
Resultado, el emprendedor se anima a emprender, mientras que aquí no gana para
sustos.
Lo que faltaba, además de
los universitarios que acaban su carrera sin otra salida que el extranjero,
ahora la pequeña empresa autónoma aprende las ventajas de la deslocalización, y
si están cerca, también cruzan la frontera. Francia ayuda a los que tienen una
buena idea y tienen arrojo y audacia para llevarla a cabo. España, por el
contrario, penaliza la iniciativa y castiga la creatividad.
Parece mentira que comportándose
tal mal con los autónomos, España sea el Estado de la Autonomías. No se ve por
qué.