Sorpresa relativa ha causado la
decisión del Banco
Santander de integrar en sus estructuras a Banesto y Banif para ahorrar unos
520 millones de euros. Desaparece una marca centenaria en medio del proceso de
reestructuración de un sector clave en la responsabilidad de la crisis
económica y sustancial para la recuperación de la actividad económica con el
crédito que necesitan autónomos, pymes y particulares. Para variar, sufre el
empleo porque se van a cerrar 700 sucursales pero eso sí, los trabajadores que
queden de Banesto dentro del Santander podrán afrontar una carrera
internacional, según
Emilio Botín. Seguro que quien no se consuela es porque no
quiere, porque los que se vayan al paro disfrutarán de poco margen mundial,
únicamente la opción de emprender por su cuenta. Al mismo tiempo, en Toledo,
Mariano Rajoy intentaba inyectar una dosis de esperanza de cara al año que
viene. Es cierto que buena parte de la solución a los graves problemas de la
crisis puede venir cuando los españoles recuperen la confianza en ellos mismos,
en sus gobernantes y en que puedo consumir un poco porque mañana voy a seguir
teniendo trabajo.
El presidente del Gobierno afronta balance de su primer año
al frente del Ejecutivo con un aprobado raspado por parte del presidente de la
CEOE,
Joan Rosell. Resulta paradójico que el Sr. Rosell se permita el lujo de
calificar a los demás cuando lo que debería hacer es analizar su
responsabilidad ante situaciones tan peligrosas como la que está provocando en
Cataluña,
Artur Mas. Su ambigüedad ante la deriva soberanista de Mas merece un
suspenso rotundo y, sobre todo, la exigencia inexcusable de aclarar posturas en
un cargo que, se supone, representa a todos los empresarios de España. Rajoy
vaticina que el año 2013 va a ser mejor de lo que se pensaba por la
restructuración bancaria y por la mejora de la financiación; sin embargo, hay
un reto fundamental que debe afrontar que es la reforma de las administraciones
públicas. Seguro que cuando los ciudadanos constaten que todos los políticos
también se aprietan el cinturón, la sociedad española recuperará la confianza
que necesita para tomar impulso hacia la recuperación económica y del empleo.