Rajoy apuesta por resistir, sin hacer política
martes 18 de diciembre de 2012, 08:06h
Si nos atenemos al balance y
perspectivas del primer año de Gobierno que Mariano Rajoy ha hecho ante los
suyos, en la interparlamentaria de Toledo, nadie puede confundirse: el
dirigente popular sabe perfectamente que enfrenta una contestación monumental,
pero, sin embargo, está decidido a no enfrentarla desde la política, sino desde
el parapeto institucional y el apoyo creciente que obtiene de Bruselas, e la
espera de que en el 2014 la economía se recupere.
Y pareciera que desde la oposición
existe un cierto temor de que una vez más la estrategia de la resistencia a
ultranza le funcione a Rajoy. Por eso hace todo lo contrario: evalúa este
primer aniversario desde la ofensiva política: ese pareciera ser, al menos, el
libelo del PSOE, cuyo subtítulo no deja lugar a dudas: "El año del recorte y
del engaño". Pareciera como si el principal partido de la oposición hubiera
recogido el mejor estilo del PP (como oposición) y quisiera poner en crisis al
Gobierno por encima de cualquier otra consideración; sobre todo antes de que se
llegue al 2014 y la crisis económica comience a ceder.
El mayor problema que tiene esta
ofensiva a quemarropa es que Rajoy no oculta ni se defiende de tales
acusaciones. Hidalgamente reconoce que es el año de las restricciones: "Este
año que termina las cosas hay que tenerlas muy claras ha sido para mucha gente
un año de dolor y sufrimiento". Como reconoce que ha roto con sus promesas
electorales: "Hemos tenido que tomar decisiones muy dolorosas, decisiones que
no nos gusta tomar, ni a mí ni a nadie. Algunas en contra de lo que le habíamos
dicho a los españoles".
En otras palabras, Rajoy es bastante
consciente de lo que está cayendo. ¿Qué decide al respecto? Aguantar, aguantar
y aguantar. Se trata de una respuesta congruente con su experiencia política
personal, pero tremendamente arriesgada: porque si el país se sume en crisis
sociopolítica nacional, el riesgo de que acabe siendo ingobernable es muy alto.
Pero la fe de este hombre en la institucionalidad legal es inquebrantable,
aunque también podría ser que no conoce seriamente otra forma de encarar la
crisis política. Y eso vale para casi todo: desde la contestación en la calle
hasta la situación creada en Cataluña.
Obviamente, esa apuesta por la
resistencia está poniendo nerviosos a muchos sectores de la derecha económica y
política. Por eso Aznar pide acción y más acción. Pero tampoco le mueve un
músculo de la cara a Rajoy. Mucha veces pienso que la canción preferida de
Rajoy es aquella titulada "We don´t need another hero". Pero si la estrategia
de la resistencia, de la no política, acaba sin funcionar, los dioses se
apiaden de este país.