Casi
nadie se acuerda de ella, o más bien, casi nadie recuerda que fue una de las
ministras_fabricadas de
Rodríguez Zapatero. Pero seguro que la reconocen por
aquella incalificable campaña de febrero de 2006 en la que la susodicha decidió
tomar medidas para ayudar a los jóvenes a encontrar casa:
les iba a regalar
unas zapatillas 'kelinfinder', 10.000 zapatillas
para 'patearse la ciudad' que
formaron parte de la campaña de promoción de una web estatal de búsqueda de
pisos después de que ella misma hubiera ensalzado las virtudes de los
'minipisos' de 30 metros cuadrados... La web finalmente fue sustituida por el
portal de Vivienda Joven con un título algo más digno.
Ahora
seguro que sí la recuerdan... Efectivamente, es
María Antonia Trujillo.
Pues
bien, Trujillo ha entrado en esta feria del disparate en la que se ha inmerso
el PSOE y ha escrito, en el diario
La Razón, un artículo que, bajo el título
"El PSOE se disuelve como un azucarillo", no tiene desperdicio.
Ella,
una de las
ministras_invento de Zapatero, hace una acerada crítica del
acto del
pasado domingo de exaltación felipista, y dice que "ese acto ha servido para
presenciar, una vez más, la enorme distancia que existe dentro del partido y
del partido con la sociedad" (sic).
Contra
lo anterior, Trujillo, con pluma de no haber roto nunca en plato, dice que las
bases socialistas están pidiendo "una regeneración interna e ideológica,
que cambie la estructura y el funcionamiento
interno para que realmente sean democráticos; que están pidiendo 'una reforma completa
de los estatutos que dé participación y voz a la militancia en los procesos internos
de decisión y elección de los cargos y órganos de dirección, establecidos actualmente
mediante un sistema de cooptación que ha hecho del PSOE un partido de cúpulas, rígido
y encorsetado, que impide la permanente renovación propia de cualquier
organización que se reclama de izquierda'. Se trata de conseguir un partido que
se enriquezca día a día con sus militantes; un partido que demuestre que se tiene
vocación de servicio público y que nadie está cosido al sillón; un partido que
quiera cambiar el sistema electoral para que las listas sean abiertas, para que
se limiten los mandatos y para que se renueven permanentemente los cargos públicos;
un partido que luzca por su transparencia y no por su opacidad. En definitiva,
un partido donde la participación y la opinión se premien y no se castiguen con
amenazas de expulsión" (sic, también).
Y eso
lo escribe Trujillo, ¿dolida aún porque
Zapatero la cesó y la arrojó de su
Olimpo particular?
En fin, que, ahora, para Trujillo la cosa está clara: hay que buscar la mayoría que reclamó
Felipe
González en su acto-homenaje del domingo; pero ojo, que hay que seguir al pie
de la letra la
receta_Trujillo: "Buscar esa mayoría, en mi opinión, significa buscar la centralidad en una sociedad
que mayoritariamente es de centro-izquierda. El PSOE, con el tiempo, se ha ido
convirtiendo en un partido de centro-derecha, criticado por sus políticas
neoliberales y por abandonar los más elementales principios socialdemócratas...".
Y, además, a los jóvenes ya no se les regalan zapatillas para patearse las
calles.