El aire viciado de la corrupción
jueves 29 de noviembre de 2012, 08:07h
La política y la corrupción son dos conceptos que
están peligrosamente unidos. El poder engendra clientelas muy poco
recomendables, y al final quien tiene el deber de dar ejemplo de honestidad,
acaba devorado por los males que tendría que erradicar.
Todos los grandes partidos tienen algún
caso de corrupción que les atañe directamente, están en la mente de todos y no
hace falta remarcarlos ahora. Los jueces
tienen aquí mucho que hacer, pero han de ser los propios políticos los primeros
que sin excusas expulsen de sus filas a los corruptos que están echando fango
al agua clara de la democracia.
Es urgente una ley que aporte transparencia y cuentas claras a la
financiación de los partidos políticos. Se debe terminar, de una vez por todas,
con comisiones ilegales y comisionistas, urdiendo negocios a la sombra del
poder. Y ya puestos, sería conveniente
limitar el poder de los partidos y devolvérselo a los ciudadanos que los votan,
mediante una reforma de la ley electoral
que permita las listas abiertas.
En definitiva, hay que abrir puertas y
ventanas, para que entre la luz y el aire puro. Porque hay mucha oscuridad y demasiado
aire viciado en la trastienda de la política.