Si se cumple la media de todas las encuestas la estrategia soberanista del actual presidente de la Generalitat de Cataluña habrá favorecido a Esquerra Republicana y habrá logrado que el PSC aparezca como el gran perdedor de las elecciones autonómicas. En la composición final del Parlament muy pocas cosas habrán cambiado si se examinan los resultados de las urnas desde 1980, el primer año que en democracia - lejos de los comicios de la II República que otorgaron el triunfo a Esquerra y llevaron a la presidencia a Francesc Macia - los catalanes pudieron elegir a su presidente en la figura de
Jordi Pujol, el hombre que ha ocupado el poder durante 23 años.
Las nueve elecciones que han tenido lugar desde aquella fecha siempre las ha ganado Convergencia i Unió, con un peor resultado en ese año "inaugural" en el que obtuvo 43 diputados; y con una "cumbre" de 74 que obtendría una Legislatura más tarde. Tras caer por debajo de los 50 representantes en 2003 y 2006, con gobiernos tripartitos bajo las presidencias socialistas de
Pascual Maragall y
José Montilla, la derecha catalana vuelve a gobernar en 2010 con Artur Mas y sus 62 escaños.
La derecha española, por su parte, representada por la Alianza Popular de Fraga y por el Partido Popular de
José María Aznar logró pasar de los seis representantes en el Parlamento en 1988 a los 18 de las últimas elecciones, apenas un año antes de la victoria de
Mariano Rajoy en las Generales por mayoría absoluta y ya con
Alicia Sánchez Camacho al frente del PP autonómico. Ahora, su gran esperanza es no tanto ganar un escaño más cuanto superar al PSC como segunda fuerza y representante del espíritu estatal y español, algo que le permitiría a Mariano Rajoy mantener su discurso de reformas profundas tras lo logrado con
Núñez Feijóo en Galicia y con
Antonio Basagoiti en Euskadi.
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