Según
un informe del El Instituto Catalán Internacional para la Paz
España y Francia armaron a los rebeldes y al régimen libio de Gadafi
viernes 16 de noviembre de 2012, 11:50h
España
y Francia aportaron armamento tanto a las fuerzas de Muamar el Gadafi como a
los rebeldes que acabaron con su régimen en Libia. Así se afirma en el último informe
del Instituto Catalán Internacional para la Paz (ICIP). El ejército francés
suministró armas a los rebeldes en 2011; previamente, España había exportado armamento
a Gadafi. La duda que se siembre ahora es: ¿qué está ocurriendo respecto al
levantamiento en Siria?
El Instituto
Catalán Internacional para la Paz (ICIP) acaba de hacer público su informe
"La política de exportaciones de armamento de los países de la Unión
Europea a África (2002-2010)", con especial consideración a las
exportaciones españolas, elaborado por Eduardo Melero Alonso, del Centre D'Estudis
per a la Pau J. M. Delàs
. Este informe
aborda la problemática de la Unión Europea en cuanto a las exportaciones de
armas a zonas en conflicto, y pone de relieve algunas de las grandes
contradicciones que en este campo mantienen los socios de la UE.
Así, por
ejemplo, en el campo de los conflictos bélicos en el conjunto del continente
africano, pero especialmente en el norte de África. Así, el informe analiza en
dos partes la venta de armas a Libia antes y durante el conflicto civil que
acabó con el régimen de Muamar el Gadafi.
En ese
sentido, y bajo el epígrafe "Las exportaciones con fines humanitarios en
la realidad: los rebeldes libios son armados por Francia", el informe
resulta demoledor. En resumidas cuentas, recuerda que en junio de 2011, en
pleno conflicto Libio, el diario galo Le Figaro ya reveló que el ejército
francés llevaba semanas suministrando armamento a los rebeldes libios. El
armamento entregado incluía metralletas, lanzacohetes, munición, fusiles de
asalto y misiles anticarro. En total podría suponer un total de 40 toneladas de
armamento, incluyendo carros de combate ligeros. Según Le Figaro, las armas se habían
entregado con el objetivo de crear un nuevo frente de guerra, para que los
rebeldes se acercaran a Trípoli y que la ciudad se levantase contra Gadafi.
Según
el informe, la entrega de armamento fue confirmada por un portavoz del ejército
francés, quien afirmó que "hubo envíos humanitarios debido a que la
situación humanitaria se estaba deteriorando y en un momento dado parecía que
la situación seguridad amenaza a civiles que no se podían defender por sí
mismos", y que "Francia por tanto envío equipamiento permitiéndoles
defenderse ellos mismos, entre ellas armas ligeras y municiones". Es
verdad, y ése es el camuflaje de la gran mentira, que además del armamento se
suministraron alimentos y medicinas.
Para el
ICIP, se trata, por tanto, de "un caso real en el que se utilizó el
argumento humanitario para legitimar el envío de armamento a una de las partes
en un conflicto armado". Es evidente que el apoyo del gobierno francés a
los rebeldes libios con la entrega de armas era totalmente coherente con el
papel de Francia en la intervención militar contra el gobierno de Gadafi,
intervención militar que se justificó con argumentos de tipo humanitario.
Francia fue uno de los países más beligerantes en dicha intervención.
Ahora
bien, según el informe del ICIP, la entrega de armamento a los rebeldes libios
se realizó completamente al margen de lo establecido en la Posición Común. "Vulnera
claramente el criterio 1 de la Posición Común 2008/944/PESC, al haber acordado
Naciones Unidas un embargo de armas a Libia en su Resolución 1970 del Consejo
de Seguridad, de 26 de febrero de 2011, y también el criterio 3 de la Posición
Común, al existir un conflicto armado. De esta manera se pone de manifiesto la
flexibilidad con la que se interpretan los criterios de la Posición Común".
Una
prueba del doble rasero comunitario, o más bien de la hipocresía de la Unión
Europea, es que ningún país miembro de la UE criticó públicamente a Francia por
vulnerar la Posición Común 2008/944/PESC. Un representante del gobierno del
Reino Unido, país que no compartía el envío de armas, se limitó a señalar que
"esto es algo que atañe a Francia y no es nuestra intención criticar a Francia,
que es nuestro aliado en Libia".
Bombas
de racimo españolas para Gadafi
Pero no
es sólo el caso francés: el informe del ICIP cuestiona también el papel de
España en un epígrafe muy explícito: "El secretismo en la práctica: el
caso de las exportaciones de bombas en racimo españolas a Libia".
Efectivamente, en abril de 2011, la prensa española ya informó que el ejército
de Muamar el Gadafi había utilizado bombas en racimo de fabricación española en
los bombardeos en Misrata. La ONG Human Rights Watch dijo que se habrían
utilizado al menos tres bombas racimo en los bombardeos del jueves 14 de abril
sobre dicha ciudad, y que las bombas utilizadas correspondían al modelo MAT-120.
Efectivamente,
según recoge el informe del ICIP, las bombas MAT-120 fueron fabricadas por la
empresa española Instalaza. Según las "Estadísticas española de
exportación de material de defensa, de otro material y de productos y
tecnologías de doble uso", en el año 2007 fue autorizada la exportación a
Libia de material de defensa, dentro de la categoría "Bombas, torpedos,
cohetes y misiles" por valor de 3.823.500 euros; exportación que fue
realizada durante 2008. "Las estadísticas oficiales no detallan, sin embargo,
si el armamento exportado eran bombas en racimo. En cualquier caso, el hecho de
que se autorizó la exportación de bombas en racimo a Libia no fue desmentido
por el Gobierno español", dice el informe.
El 'secreto
de Estado' es un instrumento que debe utilizarse, según la Ley sobre Secretos
Oficiales, para proteger la seguridad y la defensa del Estado. En el caso del
comercio de armamento, el secretismo se utiliza como un mecanismo que favorece las
exportaciones de armas. El caso de las bombas en racimo MAT-120 es un ejemplo
claro al respecto. Se ha utiliza el secreto de Estado para impedir que los
ciudadanos supieran que España había exportado bombas en racimo a Libia.