La urgente reforma de la Administración
lunes 05 de noviembre de 2012, 08:16h
Treinta y seis juristas han escrito un apasionante libro sobre "La
morosidad del sector público" que no es el primer problema de España, pero sí
un síntoma de una enfermedad grave que pone en peligro cualquier atisbo de
recuperación económica. Que alguien como
José Manuel Romay, presidente del Consejo de Estado, moderado, "popular"
y con amplia experiencia como administrador público diga que "existe en España
una miserable y empobrecida Administración pública, incapaz de pagar sus deudas
y sus facturas" debería provocar un terremoto político. Aquí no se mueve ni una
hoja. El Gobierno y la oposición siguen a su ritmo. Moncloa ha creado un grupo
de trabajo para que dentro de ocho meses presente sus propuestas. Como si
hubiera tiempo y no conociéramos el diagnóstico. Del libro y de la reciente
historia se derivan algunas certezas:
1.- Se han cometido errores históricos por parte de todos -del PP, del
PSOE y de todos los partidos con responsabilidad de gobierno- que han provocado
un endeudamiento desaforado de las Administraciones públicas sin que hayan
existido mecanismos de control. O que han sido ignorados conscientemente.
2.- La Administración pública española ha crecido descontroladamente, ha
duplicado y triplicado los puestos de trabajo con una misma función y padece
una clarísima falta de competitividad y eficiencia. Administraciones como la
alemana -otra vez Alemania- con menos trabajadores funcionan mejor. No es culpa
de los funcionarios sino del sistema y de los gestores políticos.
3.- Se ha roto el mito de que la Administración pública es solvente. Sólo
lo es cuando tiene recursos. Antes tardaba en pagar, pero lo hacía. Ahora lleva
ya años en quiebra. Y sigue gastando demasiado y mal.
4.- Se está financiando a coste cero a costa de sus proveedores. El
Gobierno central ha tenido que inyectar liquidez por 35.000 millones para que
afloraran millones de facturas que autonomías y ayuntamientos guardaban en los
cajones, Pero, pocos meses después, se calcula que estos entes no sólo no han
pagado todo lo que debían sino que ya adeudan otros cinco mil millones sólo a
los autónomos. Este es un claro factor de distorsión social que pagan los
empresarios, obligados a despedir a sus trabajadores o cerrar sus empresas por
impagos y por la imposibilidad de obtener préstamos de los bancos.
5.- La pésima gestión de los administradores públicos y esa morosidad
desbordada no ha llevado consigo ninguna responsabilidad social, política o
penal, al contrario de lo que sucede cuando un ciudadano o una empresa incumplen
sus obligaciones.
6.- Las Administraciones han multiplicado innecesariamente las leyes y la
han incumplido sin reparos. Un ejemplo: cuando la ley les obliga a pagar en 40
días -y en 30 en 2013-, el tiempo medio para cobrar una factura es de 160 días
y en algunos casos de más de un año.
Hay mucho más que no cabe en esta columna. ¿Alguien duda de que sea
urgente una reforma estructural de las Administraciones públicas hasta que no se
parezcan en nada a la que sufrimos hoy los españoles y hasta que garanticen la
sostenibilidad de los servicios públicos que prestan?