En su discurso ante la Conferencia de Estrategia de la asesoría Boston Consulting Group en Kronberg (oeste de Alemania),
Asmussen aseguró que el "BCE analizará la compra de bonos soberanos en cada caso" de forma individual.
"La petición ante el fondo (permanente) de rescate MEDE y el compromiso de cumplir los requisitos ligados son los prerrequisitos para que arranque el programa de compra de deuda del BCE. Pero no hay automatismos. La petición al MEDE es la condición necesaria, pero no suficiente", explicó Asmussen.
Asimismo, agregó que el directorio del BCE decidirá en cada caso "de forma independiente" el "volumen" y la duración de la intervención en el mercado secundario basándose en "razones de política monetaria" exclusivamente.
La argumentación de la autoridad monetaria a este respecto es que la crisis de la deuda soberana en la zona del euro ha distorsionado el "mecanismo de transmisión de la política monetaria" y que ha fraccionado el mercado financiero común.
"El BCE hace su parte para volver a hacer efectivo el estropeado mecanismo de la política monetaria", indicó, y subrayó que los gobiernos también deben contribuir con medidas a atajar la crisis de la deuda.
Campaña diplomática del BCE a favor del rescate"Para que Europa siga adelante en términos económicos, los gobiernos deben poner sus presupuestos en orden e implementar las reformas estructurales acordadas", señaló. Asmussen aseguró también que el programa de compra de deuda soberana del BCE "
no tendrá consecuencias inflacionarias", una de las mayores objeciones de los críticos de este plan del presidente de la autoridad monetaria,
Mario Draghi. "Se lo puedo asegurar: la compra de deuda estatal no tendrá consecuencias inflacionarias. La 'imprenta de dinero' no va a ponerse a trabajar", afirmó Asmussen, quien negó la posibilidad de una "monetarización de las deudas". "El dinero que vaya al mercado con la compra (de deuda), será por otro lado retirado. En lenguaje técnico, hablamos de 'esterilización' de la compra de deuda", apuntó el miembro del directorio del BCE.
Las palabras de Asmussen se enmarcan en la
ofensiva diplomática iniciada por la autoridad monetaria para aplacar los recelos que ha suscitado, principalmente en el Parlamento y el Gobierno alemán, el programa "Transacciones Monetarias Abiertas" (Outright Monetary Transactions-OMT, sus siglas en inglés).
El propio Draghi se reunió con un grupo de unos cien diputados alemanes -en su mayoría críticos con el plan-, ante los que hizo especial hincapié en que el plan, que
beneficiaría principalmente a España e Italia, no implica una financiación estatal encubierta -algo que prohíben los estatutos del BCE- y que no desincentiva el rigor presupuestario.
"Estas acciones han sido concebidas de tal forma que no reduzcan la disciplina fiscal. Y, especialmente, no son trasferencias monetarias", subrayó.
Además, enfatizó que
el programa de compra de bonos en el mercado secundario a cambio de una estricta condicionalidad es "plenamente conforme" con el mandato único del BCE -preservar la estabilidad de precios- y que no pone en peligro la "independencia" de la autoridad monetaria.
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