jueves 18 de octubre de 2012, 08:12h
La crisis económica es una fábrica
de injusticia social. Según los
últimos estudios financieros, en los próximos cinco años se duplicará el número
de millonarios en España. Mientras que para el resto, el futuro será mucho más
oscuro. El Fondo Monetario Internacional pronostica que tendremos recesión hasta 2018,
y durante todo ese tiempo los pobres serán más pobres y los ricos serán más
ricos.
Ya lo ven, la crisis va por barrios y
no llega a los edificios de lujo. Mientras
más bajos, más crisis. Mientras más altos, más negocio. Lo que para muchos es
ruina total, para unos pocos privilegiados es beneficio crudo.
No podemos convertirnos en un país con innumerables
indigentes, y unos cuantos potentados, donde la clase media se ha destruido, o
lo que es peor, ha cruzado la frontera en busca de una vida mejor.
¿Quién nos va a defender de esta
injusticia? No lo hará el poder financiero que se está aprovechando de una
España a precio de saldo. Debe ser el poder político el que refrene las
avaricias, controle las usuras y consiga que los ricos sean menos ricos y los
pobres sean menos pobres. Y que proteja además a una clase media que con su
esfuerzo y sus impuestos nos sostiene a todos.