sábado 13 de octubre de 2012, 10:15h
"Die Drei von der Tankstelle", o "El trío de la bencina", una película de Wilhelm Thiele de 1930 tiene un cuarto hermano Marx. ¿Por qué no añadir los escoceses al terceto de la "Galeuska"? Dicho sea sin el ánimo incendiario de esos cuatro finisterres centrífugos. Este próximo lunes 15 se celebrará la reunión entre el primer ministro inglés, David Cameron y Alex Salmond, premier escocés, para negociar los términos del referéndum sobre la independencia de Escocia. De los puntos fundamentales a discutir el primero es la fecha, pues el Scottish National Party desea celebrar la consulta en el 2014, cuando se cumplan 700 años de la victoria escocesa en Bannockburn. El segundo punto es el voto para los mayores de 16 años, a quienes los nacionalistas consideran favorables a sus tesis, y el tercero, el verdaderamente importante, y en el cual Londres no se muestra dispuesto a ceder, la, o las preguntas. Londres quiere plantear un claro "sí" o un "no" en una sola pregunta, pero ya la redacción de la misma es objeto de polémica. Hagamos memoria.
"¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa prevista en el artículo 151 de la Constitución a efectos de la tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo?" El galimatías se planteó a los andaluces en 1980 con una insistencia agónica. Yo lo viví allí. En una comunidad, entonces, con un 34'30 % de analfabetismo funcional. Desde aquel momento tengo mis recelos cuando se trata de democracia directa y votaciones asamblearias. "¿Considera conveniente para España permanecer en la Alanza Atlántica en los términos acordados por el Gobierno de la Nación?" Esa era la pregunta del referéndum consultivo, en 1986, planteado por el gobierno de Felipe González. Se trataba de una pregunta con un claro sesgo para inclinar la respuesta al "sí".
La favorita del SNP dice "¿Esta usted de acuerdo con que Escocia debería ser un país independiente?" Atentos al condicional y al aprovechamiento de la inclinación de los votantes al voto afirmativo ante cualquier pregunta. Por ello, Aistair Darling, anterior canciller laborista y miembro del Parlamento por Edimburgo, preferiría preguntar "¿Es usted de acuerdo en seguir siendo parte del Reino Unido?". Sea cual sea la pregunta, según los sondeos, solo una cuarta parte de los escoceses votaría hoy a favor de la independencia, y más de la mitad lo haría en contra. Por eso Salmond quiere incluir una tercera opción. Trilero. No quite la vista de la bolita caballero. "¿Debe ceder el Reino Unido más poderes a Escocia?". Observe como se empuja al "sí" y la tramposa connotación del verbo "ceder" (to give up, give over, give way...). Implica una serie de significados asociados; no sea usted inflexible, rígido, severo, compartir es amar... Lo de siempre con las preguntas capciosas de las consultas populares. El "Molt honorable" Mas quiere preguntar "¿Desea usted que Cataluña sea el próximo estado de la unión Europea?" Con lo cual, además de apostar por el "sí" y hurtar la palabra "independencia" consigue introducir tres engaños en doce palabras. ¿Desea? ¿Es el deseo una categoría política o la productora de Almodóvar? ¿Cuánto se desea? ¿Es una categoría absoluta a la cual se puede responder "sí o no", o se trata de un "depende" según el precio? Segundo engaño; "próximo estado". Como si eso estuviese en las manos del votante, o la Generalitat catalana. El próximo estado será Croacia. Y luego la UE decidirá, aunque hay muchos en lista de espera. Tercer engaño; "de la Unión Europea", cuando un nuevo estado quedaría "ipso facto" fuera de la Unión, independientemente del voto de los catalanes.
Ciertamente, ni el objetivo de Urkullu, Mas o Salmond es una independencia real, pero al manipular un sentimiento irracional como el nacionalismo se corre el mismo peligro que al hacer malabarismos con una granada de mano y un cigarrillo encendido encima de una lata de bencina. Ellos sólo quieren ganar las próximas elecciones, y las siguientes, y las otras... y si se puede, manejando cada vez más recursos, más poder, dando trabajo a los del partido. Y echando las culpas a Madrid o Londres si algo no funciona. Como jugar al póker y además ganar. Tampoco es casual que el auge del nacionalismo escocés vaya parejo con el flujo de las rentas petrolíferas. Fíjense; en 1967 el "Scottish National Party" consigue, por primera vez, un escaño en el parlamento de Westminster. Dos años después, en 1969 tiene lugar el primer hallazgo de petróleo a 135 millas al este de Aberdeen. En 1973, se produce el embargo de la OPEP y la primera crisis del petróleo. Su precio se multiplica. En las elecciones de 1974 el eslogan del SNP es "It's Scotland's oil"; y por primera vez consigue un 30 % de los votos y 11 escaños en Westminster. Más claro, bencina.
Claro que hay muchas diferencias entre el proceso escocés y los peninsulares. En primer lugar la Constitución. La española no permite esas consultas vinculantes organizadas por los poderes locales, mientras que la británica no es una constitución escrita, y por lo tanto su flexibilidad es enorme.Por otro lado el joven nacionalismo escocés es débil hoy por hoy frente al británico. Los escoceses son conscientes de haberse aprovechado de la Revolución Industrial inglesa y del Imperio Británico a cambio de aportar la carne de cañón con los regimientos de highlanders y otros menos conocidos. Pero siempre en guerras allende los mares, luchando codo a codo con ingleses, galeses e irlandeses. Y eso une mucho. En la conferencia del Partido Conservador, celebrada esta semana en Birmingham, Cameron afirmaba que "nada hay más importante que preservar al Reino Unido". Señalaba la incomodidad de Alex Salmond con los Juegos Olímpicos, en los cuales los atletas británicos compiten, como en las guerras, bajo una sola bandera; la "Union Jack". "Sean nuestros atletas ingleses, escoceses, galeses o del norte de Irlanda se envuelven en la misma bandera. Pero hay una persona a la que eso disgusta, y se llama Alex Salmond", Ha dicho Cameron en Birmingham.
Por eso, ahora, cuando la candidata de Bildu, Laura Mintegui, coincide con Urkullu en que un acuerdo este lunes entre Londres y Edimburgo es un ejemplo para Euskadi y dice que "el proceso de referéndum escocés es muy interesante", se hace imperiosa una "Ley de Claridad" europea que establezca las condiciones de las consultas independentistas, y de sus preguntas, antes de que se convoquen en la Padania, Córcega, Bretaña, Flandes, Gales, Galicia, Euskadi, Cataluña, Friuli, Frisia, Cornuelles, Occitania, Cerdeña, la Isla de Man, las islas Feroe, Baleares, Retia, Dolomitas, Laponia y el Valle de Arán. También en estos territorios brotarán, o ya han echado semillas, políticos locales con ganas de halagar a los votantes y manipular sus sentimientos acercando la cerilla a la lata de bencina.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (3)
14541 | Primo de Guardia - 17/10/2012 @ 20:19:37 (GMT+1)
Muy interesante y divertida la columna, como siempre. Me horroriza el título, eso sí. Debería usted dar un cursillo de acrónimos. Pero muy gracioso lo de los finisterres centrífugos, lo de las preguntas capciosas de referéndum y ytodo lo demás. Aunque debería usted también mirarse esa alergia por la cual le produce urticaria, hipotensión y broncospasmo todo lo que no sea adhesión a la bandera. Si su padre de usted o el mío levantaran la cabeza, no entenderían por qué tuvimos que pasarnos toda la vida llevándoles la contraria y amargándoles la existencia, para acabar pensando igual.
14439 | B T-M - 14/10/2012 @ 20:04:16 (GMT+1)
Muchas gracias por su comentario, señor Kroker, y ya siento la demora en mi respuesta. Cosas del puente. Espero que alcance usted a leerla antes de que el artículo se vea desplazado por el tsunami informativo del lunes. Comparto plenamente su perplejidad ante el espectáculo de unos catalanes hipnotizados por la senyera; catalanes a quienes yo tenía idealizados con el cosmopolitismo y la cultura editorial de Barcelona, el seni, Pla, Mendoza, Gimferrer, Matute, Marsé, Goytisolo y tantos otros. Penoso es que instituciones catalanas tengan que salir en defensa de quien elige escribir en español. Recordando los chistes de El Roto en El País me estaba imaginando hace un momento esas viñetas de Hergé con Hernández y Fernández en el desierto, cuando ven un espejismo en la distancia, y a punto de morir de sed corren, se lanzan de cabeza al reflejo del agua y chocan sus cabezas con la dura realidad de la arena. Yo hubiera dibujado ikurriñas y esteladas en vez de las palmeras. En este caso lo que está debajo de los adoquines no es la playa, sino el espinoso dolor de los recortes sociales de la Generalitat.
14423 | kroker - 14/10/2012 @ 00:45:37 (GMT+1)
Los británicos no se dejarán tomar el pelo, como los sucesivos gobiernos españoles, que han creído en la entelequia de que PNV y CiU eran partidos autonomistas y no secesionistas. Por ello, no han dudado a cambio de formar mayorías en el Congreso que garantizaban la formación de gobierno, en ceder en casi todo con los nacionalistas, aunque después muchos de esas promesas se quedaban en papel mojado; pero eso sí, eran y son munición para la lista de agravios para con esos territorios. Mientras ha existido ETA, el PNV se ha beneficiado como decía algún personaje (unos muevan las ramas y otros recogemos el fruto) de esa presencia, pero se ha olvidado que el monstruo nacionalista-pseudosocialista que ha creado, terminará por engullirlo. Finalizado el terrorismo por innecesario, ha llegado la hora (hace tiempo ya) de quitarse la careta autonomista, y mostrar la verdadera cara (que en el fondo todos sabíamos que tenía, pero que preferimos obviar) de Arana y sus discípulos neofascitoides, para enseñarnos el siguiente paso, el crear el Estado Vasco fuera de España, pero dentro de la UE. Curiosamente la misma moto que vende Mas en Cataluña, a sabiendas que las cosas ni son, ni pueden ser, ni serán así.
Y eso no será así, porque de un lado todos esos países que tienen dentro de sus territorios regiones más o menos separatistas, ya se curarán el salud del nuevo fantasma que parece recorrerá Europa, a poco que lo dejen: el nacionalismo de vía estrecha. Tratando como tratan los estados de la UE de limar cada vez más lo que nos separa, en orden a formar de hecho una federación, en que la unión monetaria fue el primer paso pero se va camino de la financiera y la fiscal (a ver dónde irán a parar los famosos conciertos); nos llega ahora la buena nueva, que determinadas regiones quieren ir en sentido contrario. Bueno, algo harán para disuadirlos por las buenas; el que se va, se va de verdad pero para no volver. Dejar rendijas abiertas, ya sabe.... Siempre hay alguna rata que se cuela, aunque la denominen "muy honorable".
Por otra parte, tanto que le gusta a nuestros "nuevos confederados", mirar para afuera, deberían saber que en Gran Bretaña, es el Parlamento Británico quién decide: cómo, cuándo y que se pregunta y como se pregunta; nada de trampas.
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