lunes 24 de septiembre de 2012, 09:41h
La destitución de Josefina
Llamas, la forense que metió la pata en el caso de José Bretón, más que tranquilizar al personal le plantea nuevas cuestiones
inquietantes, dada su contrastada ineptitud: ¿cuántos crímenes habrá dejado sin
resolver en sus 32 años de posibles errores forenses?
El suyo sólo es un ejemplo más de la dificultad de
resolver los delitos que se cometen en nuestra sociedad.
Partimos de que en muchos crímenes hasta se ignora que se
hayan producido. Luego, hace falta que se descubra a su autor. Y aún queda lo
más difícil: probar su autoría, como se vio en el asesinato de Marta del Castillo. Finalmente, tenemos
el conocido colapso de nuestro sistema judicial, que propicia la prescripción
de los delitos y la excarcelación de sus culpables tras pasar por la prisión
preventiva.
No quiero ponerme trágico ni pesimista, pero todo esto se
traduce en que una mayoría de crímenes queda impune.
Mucho peor, incluso, es lo que sucede en los llamados delitos
de cuello blanco. Ahí tenemos, si no, el bochornoso e inane espectáculo de la
comisión de investigación sobre el saqueo de las cajas de ahorro por directivos
sin escrúpulos con la complicidad evidente de nuestros políticos. Pues bien: ni
uno solo de ellos ha sido encarcelado hasta la fecha.
En las escasísimas ocasiones anteriores en que altos
empresarios o banqueros han sido condenados, se les ha aplicado la prescripción
de sus delitos, como en el caso de Alberto
Cortina y Alberto Alcocer, o han
sido indultados por el Gobierno de turno, como Alfredo Sáenz Abad.
Ya ven si no es para echarse a llorar: en vez del triunfo
de la justicia asistimos día a día al de la más flagrante iniquidad.
Diplomado en la Universidad de Stanford, lleva escribiendo casi cuarenta años. Sus artículos han aparecido en la mayor parte de los diarios españoles, en la revista italiana Terzo Mondo y en el periódico Noticias del Mundo de Nueva York.
Entre otros cargos, ha sido director de El Periódico de Barcelona, El Adelanto de Salamanca, y la edición de ABC en la Comunidad Valenciana, así como director general de publicaciones del Grupo Zeta y asesor de varias empresas de comunicación.
En los últimos años, ha alternado sus colaboraciones en prensa, radio y televisión con la literatura, habiendo obtenido varios premios en ambas labores, entre ellos el nacional de periodismo gastronómico Álvaro Cunqueiro (2004), el de Novela Corta Ategua (2005) y el de periodismo social de la Comunidad Valenciana, Convivir (2006).
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