Justo el caso contrario de lo que busca
François Hollande en Francia desde que es presidente: que los más
pudientes en su país no sean patriotas y no acepten que se les suba
sus impuestos para ayudar a salir de la crisis con más recaudación
de impuestos. Se trata del caso del presidente del grupo de empresas
de lujo Louis Vuitton Moët Henessy,
Benard Arnauld, poseedor de la
primera fortuna de Francia y el cuarto hombre más rico del mundo.
Resulta que Arnauld solicitará la
nacionalidad belga. Ante el revuelo causado por la noticia, éste
negó a través de una nota de prensa que se trate de un intento de
exilio fiscal y precisó que esa "decisión personal" no le
impedirá seguir pagando impuestos en Francia, "en un momento en
el que todos debemos contribuir a hacer frente a una crisis económica
profunda".
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La derecha se echa al cuello de Hollande por sus ajustes, pero omite informar de dónde saldrán