Vergonzoso. Que en plena crisis económica no aprendamos de errores pasados de despilfarro y lujos innecesarios es eso, nada más y nada menos: vergonzoso. Leemos en 'ABC' que el retrato de
María Emilia Casas, la presidenta saliente del Tribunal Constitucional, desde hace meses sustituida por
Pascual Sala, ha costado la impresionante cifra de
59.400 euros.
¿Por qué permitimos estos ridículos gastos? ¿Por qué tenemos que mantener tradiciones tan absurdas propias de reyes y príncipes cuando podemos usar una buena fotografía para recordar el paso de un alto cargo por una institución pública? Hay que acordarse de que en su día, el cuadro que encargó el megalómano
Álvarez Cascos para celebrar su paso por el Ministerio de Fomento se acordó por la astronómica cifra de
190.000 euros... ¡más de 30 millones de pesetas! Lo que una vivienda digna para muchos españoles. Y sí, sólo en un triste cuadro, por mucho que se considere arte. Un encargo que casualmente
será rescindido, tal y como ha informado este miércoles la propia ministra
Ana Pastor.
Que a estas alturas del guión sigamos arrastrando estas malas costumbres y María Emilia Casas tenga ahora, meses después, un cuadro que recuerde su paso por el Tribunal Constitucional es realmente absurdo. 60.000 euros que podrían bien aprovecharse por ejemplo para que los funcionarios de eses organismo no tengan rebajas en sus pagas. Y, en todo caso, evitar ese uso obsceno de las arcas públicas. Después del
cuadro del 'ecce homo' de Borja no pensábamos que encontraríamos tan rápido otro escándalo derivado de un cuadro...