lunes 03 de septiembre de 2012, 07:53h
Comienza Septiembre con una nueva carga
encima de nuestras espaldas. Otros años,
por estas fechas, teníamos encima las facturas de las vacaciones, sumadas a las
del principio de curso. Ahora tenemos eso...y más. Más IVA, claro. Con la subida
general del IVA, que comenzó oficialmente este sábado, afrontamos un mes áspero
y cuesta arriba, que rima con IVA.
Lo injusto es que con esta subida, todos
pagan el pato. Los que derrocharon y los que ahorraron, los ricos de escándalo
y los pobres de solemnidad. Aún así, la Cuesta de Septiembre, además de la
Cuesta del IVA, es también la Cuesta de la Fe. Porque aquí todos creen, no hay
lugar para los escépticos.
El gobierno cree que con la subida del
IVA, aunque baje el consumo, aumentará la recaudación que tanto necesita para
pagar la deuda acumulada.
Los comerciantes creen que asumiendo
todo o gran parte del incremento del IVA y manteniendo los precios tal cual, el
consumo no va a pegar un bajón, y el mes no será tan malo como los anteriores.
Y el ciudadano, a su vez, continúa
creyendo que a pesar de que ha subido desde la gasolina hasta la cerveza, desde
la entrada de los cines, hasta los pañales del bebe, a pesar de todos los
pesares, va a conseguir la hazaña de llegar a fin de mes.
Es cuestión de fe. La historia de
España esta plagada de ejemplos de cómo salimos de peores que ésta. Y tal y como está el patio, la fe que se lleva esta temporada es la Fe de
la Virgen, Esa que dice: Virgencita, virgencita,
que me quede como estoy. Ya habrá tiempo de mejorar. Seguro.