jueves 09 de agosto de 2012, 17:27h
Ha sido la portavoz del PSOE en el
Congreso, Soraya Rodríguez, la que ha hablado de "agostidad" al
referirse a la obligación que, al parecer van a tener los inmigrantes en
situación ilegal y otros colectivos de pagar para acceder a la tarjeta
sanitaria que a su vez les va a permitir utilizar la sanidad pública y
ello en virtud del decreto publicado en el BOE con fecha 4 de Agosto; es
decir, con "agostidad", según diría la portavoz socialista; aunque de
la figura de los "convenios" ya habló en su día la ministra Ana Mato.
También con "agostidad", exactamente el día 15, finaliza el
llamado plan PREPARA, en virtud del cual aquellos que ya han acabado
con todas las prestaciones reciben 400 euros mensuales. De momento, el
Gobierno no ha dicho nada, de lo que cabe deducir que es muy posible, y
desde luego deseable, que en absoluto las van a anular. Bastaría que en
el Consejo de Ministros previsto para el día 24, el Ejecutivo diera
su visto bueno para que ninguna persona se viera desprovista de esta
ayuda.
En ambos casos y desde el PSOE, se han lanzado voces de alarma y en ambos casos hay también algo de "agostidad".
Está por ver en que quedan los famosos convenios, sobre todo los
que afectan a personas que bajo ningún concepto podrían pagar 700 euros y
que va a ocurrir con el plan PREPARA. Sobre este extremo, ayer el
portavoz popular, dijo que la semana que viene, el Gobierno se va a
pronunciar y hay que esperar que sea en sentido positivo. Es verdad que
estamos con el agua al cuello y que administrar pobreza no es fácil,
pero si ya estamos mal no vamos a estar mucho peor por el hecho de
muchos conciudadanos tengan un mínimo para vivir. De acuerdo con algunas
estimaciones, prorrogar el plan PREPARA supondría un coste de 500
millones.
Aquí ya no cabe hablar de chocolate del loro porque hasta el
último euro es importante y precisamente por ello, porque es importante,
lo urgente es gastarlo bien y no se me ocurre mejor inversión, mejor
destino que el dirigido a aliviar la situación límite de miles y miles
de españoles.
No son tiempos para la demagogia y si para meter orden y concierto
en nuestra administración, en la prestación de servicios y en el gasto
público, pero a muchos se nos antoja casi insoportable la no atención a
los más desfavorecidos. El Gobierno de Rajoy no es un gobierno de
insensibles, ni de "sacamantecas" y esta "agostidad" le está
perjudicando permitiendo que se mantenga la incertidumbre y la confusión
en torno a asuntos de especial sensibilidad social.
Es en estos momentos en los que se echa en falta la figura del
"ministro portavoz"; ese que cuando habla se le reconoce autoridad, que
está a la que salta, que sortea la "agostidad". No están las cosas para
que hablen, sin saber muy bien lo que tienen que decir, los que se
quedan de guardia que para colmo, como el caso del señor Monago, en
lugar de poner sensatez se despacha con ocurrencias como por ejemplo que
los médicos paguen de su salario los tratamientos a los inmigrantes en
situación ilegal.
El Presidente del Gobierno tiene derecho a unos días de
vacaciones, bien austeras, por cierto, pero el Gobierno como tal no se
puede permitir el lujo de la no presencia constante. Los asuntos que
ocupan esta implacable "agostidad" son especialmente relevantes que
requieren aclaraciones urgentes y soluciones justas. En cierta ocasión
escuche decir que en esta vida "hay que hacer lo que se debe aunque se
deba". Pues eso.