Las preferentes, a la justicia
miércoles 18 de julio de 2012, 16:43h
Habrán de ser jueces españoles los que
dictaminen si el Gobierno puede entregar los ahorros de cientos de miles
de compatriotas a los prestamistas extranjeros. Sobre los estafados por
las Participaciones Preferentes y otros oscuros, complejos e híbridos
productos financieros que se comercializaron indebidamente entre los
particulares, pesan no sólo las consecuencias del quebranto económico y
moral de no poder disponer de su dinero en éstos tiempos atroces (los
"preferentistas" son jubilados, funcionarios, trabajadores en paro,
mineros, médicos, agricultores, oficinistas, PYMES, pensionistas...),
sino que ahora pende también la amenaza del Gobierno, gestor de la
nacionalizada Bankia, de arrebatarles la posibilidad de recuperarlo
íntegro algún día, pues los dichos prestamistas extranjeros, que, por
cierto, nunca prestaron nada a los estafados de las Preferentes y éstos
nada les deben, quieren cobrarse las deudas con el patrimonio de los
particulares que entregaron sus ahorros a unas Cajas para su custodia.
Jueces españoles habrán de discernir, en el alud de demandas
civiles y penales que como último recurso preparan las víctimas de la
monumental e institucional estafa, si el Gobierno de España puede
complacer a sus prestamistas mediante la modalidad de despojar a los
españoles de sus bienes legítimos. Lo discernirán, qué duda cabe, desde
la Justicia y el Derecho, no desde el patriotismo o desde la empatía
natural con sus paisanos, pero ello habrá de ser aún más beneficioso
para las víctimas, pues la verdad y la razón están nítidamente de su
parte. Frente a esos jueces se hallarán ciudadanos con ningún aspecto,
ni antecedente, de especulador financiero, de inversor profesional o de
co-propietarios de un banco, que es en lo que el Gobierno y sus
prestamistas pretenden ahora convertirle, sino con la pinta de lo que
verdaderamente son: clientes de Cajas de Ahorro de toda la vida,
ciudadanos que con muchas fatigas juntaron un poco de dinero y, en
consecuencia, muy conservadores en la inversión de sus ahorros.
A la Justicia española le bastará con ser lo primero, Justicia,
para socorrer y amparar a cuantos, muchas decenas o cientos de miles, el
Gobierno pretende rematar tras las brutales lesiones inferidas en su
dignidad, en sus derechos y en sus bienes por una Banca ful y
descontrolada.