Rajoy da ánimos a los suyos, en medio del acoso
domingo 15 de julio de 2012, 11:34h
Las decisiones de las reformas-rebajas de
Rajoy son duras, nadie lo discute. Algunos, incluso, las entienden y aplauden. Tampoco
se discute demasiado la muy repetida argumentación de la herencia recibida que,
hasta el momento, se ha empleado para justificarlo todo. Rajoy alegaba el
pasado miércoles que de no haber sido por el dato de déficit de 2011, casi el
nueve por ciento frente al seis comprometido, no hubieran sido necesarias estas
medidas de ahora. ¿Es eso cierto? ¿Y qué porcentaje tienen, en la
responsabilidad del déficit de 2011, las Comunidades del PP? ¿No es menos
cierto que las exigencias de la Unión Europea se producen, sobre todo, por
culpa del agujero negro de Bankia, el banco del PP? En esos dos casos, desmadre
autonómico y agujero bancario, más que herencia del PSOE es herencia del propio
PP, como parece que prefieren olvidar en el Gobierno y en Génova. En todo caso,
nadie duda de que estamos en días complicados. Dice un diario de este domingo que
hay entre los populares quien compara la presión que ahora mismo sufre el PP,
con la que padeció en los agitados tiempos de la Guerra de Irak. Esa situación
de acoso probablemente ha movido a Mariano Rajoy a exhortar a los suyos, en
Granada, a "salir de con la cabeza bien
alta" y a darles ánimos: "No tenéis nada de lo que avergonzaros y desde el Gobierno no tenemos
nada de qué avergonzarnos.
No estamos defendiendo los intereses de nadie, sino
que trabajamos en beneficio de los españoles, de los que aplauden, de los que
se callan y de los que protestan". Tampoco conviene pasar por alto
que Rajoy adelantó la clausura del congreso del partido en Andalucía y habló un
día antes de lo previsto para esquivar las protestas organizadas para este
sábado por los sindicatos de funcionarios y multitud de indignados a las
puertas del lugar. El PP sabe mucho de abucheos: la delegada Cristina
Cifuentes, la diputada Andrea Fabra, la ministra Fátima Báñez, el periodista
Somoano..., han podido comprobar, estos días, gestos y actitudes hostiles.
Es
evidente la disparidad de opiniones. Como ha señalado Victoria Prego en El
Mundo, "la indignación de los españoles ahora mismo es infinita, general
y según va anunciando el Gobierno medidas que castigan a uno u otro sector de la
vida nacional, va en aumento porque ya
se ha instalado la convicción de que en esta crisis hay dos clases de españoles:
Unos, los paganos, los ciudadanos de clases medias, los que declaran a
Hacienda, los que pidieron una hipoteca para comprar su piso, los que no pueden
pagarse una asistencia médica privada y necesitan de los servicios de la
sanidad publica, los que están sufriendo en sus carnes los recortes sin que
puedan rechistar. Y otros, muchos menos, los que cabalgan a lomos de los
anteriores, que se libran de la presión de la crisis porque la sola idea de que
puedan escapar junto con sus fortunas o sus empresas hacia países más seguros
supone tal amenaza para el Fisco español que quedan exentos de presiones
gubernamentales". Hay, indudablemente, cólera muy generalizada
hacia las entidades financieras; los responsables de las instituciones de
supervisión y control; los políticos de todos los niveles y de todos los
partidos, y quienes viven en la tela de araña tejida por esos mismos políticos.
En definitiva, se dirige hacia la clase dirigente en términos generales y sin
distinción. Y la estimulan pifias y muestras de 'insensibilidad social' como la que protagonizó la diputada Fabra cuando Rajoy anunciaba
recortes a los sufridos parados españoles. Tampoco hay un solo mensaje de esperanza
por parte del Gobierno. Una pregunta muy extendida ahora mismo en España es: ¿Quién va a pagar aquí por lo que ha
hecho?. Y en esto no hay distinción entre votantes de
izquierdas o de derechas porque todos ellos se sienten víctimas. La única
distinción está entre quienes cotizan y aguantan los hachazos y quienes se
están librando de ellos.
Claro que aún se podría estar algo peor. El
presidente del Bundesbank reclama que España, en su totalidad, sea rescatada
por la UE. No sólo sus bancos ni su deuda. Que venga otro Monti y desaloje a
Rajoy para, si cabe, ir más deprisa y con menos contemplaciones con los
perezosos y dilapidadores españoles...