Cuando las leyes de
Newton se aplican en política, la porquería puede
salpicar a todos. Newton decía que toda acción ejercida sobre un cuerpo origina
en éste una reacción igual y en sentido contrario. Es un principio de la
dinámica, pero cuando se aplica en política se le denomina, sencillamente,
poner en marcha el 'ventilador de la mierda'... y ese ventilador salpica a todos.
Resulta que el aún ministro de Justicia,
Alberto Ruiz-Gallardón, no ha
digerido muy bien que
Carlos Dívar haya tenido forzosamente que dimitir como
presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal
Supremo. Y ha dimitido -y será cesado por el Gobierno cuando así lo publique- por
sus supuestamente escandalosos viajes con dinero público a Marbella, Puerto
Banús y otras maravillas del mundo.
Parecía que el tema estaba ya resuelto, pero no: algunos supuestos amigos de
Ruiz-Gallardón han puesto en marcha la política del ventilador y están
investigando los viajes por Iberoamérica de dos vocales progresistas,
Inmaculada Montalbán y
Félix Azón, los cuales pidieron muy activamente la
dimisión de Dívar e, incluso, se ofrecieron, con
Margarita Robles, a acudir al
Congreso para explicar lo de los viajes. A Robles no se la investiga porque ya
se sabe positivamente que es la vocal del CGPJ más austera de todos los tiempos.
En definitiva, que la tranquilidad no ha llegado al órgano de Gobierno de
los jueces, y ya se sabe, a río revuelto ganancia de Gallardón: supuesta '
vendetta'
ministerial, por un lado, por tan incómodo cese de Dívar, y por otro sirve a
los planes del Ministerio de cambiar sustancialmente la Ley Orgánica del Poder
Judicial, según se explica en
Diariocrítico.
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