martes 12 de junio de 2012, 11:00h
Es difícil
comprender que, cuando se concede un amplio margen de crédito a interés
moderado para las entidades financieras deficitarias de un país en apuros, el
ex vicepresidente Rubalcaba diga que es una mala noticia para España. Es
posible que no sea una buena noticia para las expectativas de la oposición que
dirige, hasta donde puede, el inquietante Rubalcaba pero no para el proyecto de
un Gobierno empeñado en reactivar la economía nacional. No es una mala noticia
que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria sea apoyado
internacionalmente para recapitalizar los puntos débiles del sector bancario
desde donde es posible dar seguridad al ahorro popular e impulsar -según el
presidente Obama- "reformas inteligentes". Al Gobierno se le puede achacar no
haber hecho un plan de reformas completo desde el principio de su mandato o no
haberse explicado mejor, pero la mala noticia para España sería que su Gobierno
no pudiese lograr ayuda de sus socios europeos o tuviese que ser intervenido
contra su voluntad, como hubiese sucedido si se hubiese prolongado un gobierno
inquietante como aquel en que ejercía su poder el ex vicepresidente Rubalcaba.
En la crónica
apasionada de nuestra historia existe la tendencia a descalificar los ciclos
extensos de paz y prosperidad y a calificar de gloriosos ciertos hechos
convulsos, como revoluciones y alzamientos que, por sus luces y sombras,
merecerían adjetivos más modestos. Lo verdaderamente glorioso, por sus
consecuencias positivas, son las reformas avaladas sin estridencia dentro de
procesos de estabilidad y concordia. Muestra de ello fue la Transición
efectuada "de ley a ley" -según doctrina de Fernández Miranda- desde la Ley
para la Reforma Política a la Constitución. A la sensación de normalidad
jurídica y económica se debió el crédito de España y su beneficiosa integración
europea enlazando tiempos distintos en una evolución controlada.
En nuestros
días, las circunstancias demandan desarrollar otra etapa de reformas que afectará
a importantes áreas de la vida nacional. Desde la organización territorial a
las relaciones laborales, la educación, el sistema financiero y la actividad
económica. La credibilidad exige una puesta a punto de la maquina del Estado y
de una sociedad civil impulsora de crecimiento. No se trata de retocar algún
detalle de la Administración Pública sino de un cambio profundo para afrontar
un nuevo capítulo que se presiente en Europa y en el mundo y ante el que no es
posible permanecer estáticos.
Hoy, al hablar
de reformas pendientes, el tema no son asuntos de escasa repercusión social,
como la reforma del Senado o la desaparición de la preferencia del varón en la
sucesión de la Corona. De escasas consecuencias dado que el funcionamiento
bicameral de las Cortes Generales es perfeccionable pero su mejora depende de
la mayor autenticidad representativa más que de su formato institucional. Igual
sucede con la sucesión a la Corona cuando el sucesor esta ya jurado y
proclamado como Príncipe de Asturias y sus únicas sucesoras directas son
Infantas. Hoy el corazón de las reformas es superar la crisis de credibilidad
de España provocada por dos legislaturas de insolvencia e improvisación y un
revisionismo de los principios de unidad y reconciliación inspiradores de la
era constitucional. Hoy tenemos pendientes reformas económicas y sociales sin
revoluciones ni alzamientos, para actualizar nuestras empresas sin alterar el
curso de una historia de continuidad y progreso. En el siglo pasado y en
algunos populismos supervivientes se consideraba la nacionalización de la banca
como un paso progresivo. Hoy nos encontramos con algo bien distinto: la
internacionalización del flujo monetario a través de los usos y costumbres de
sus mecanismos profesionales, tutelados a distancia por una política seria y
constructiva. El sistema bancario es el corazón que mueve la circulación
dineraria y, por ello, es el corazón de las reformas económicas.
Afortunadamente, España no necesita un trasplante de corazón, solo un
marcapasos.
Ex diputado y ex senador
Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
7949 | Pikertom - 12/06/2012 @ 15:58:47 (GMT+1)
Otro que quiere hacernos tragar que el rescate europeo es un beneficio, un logro de nuestro Rajoy del alma. Otro que echa la culpa a la oposición de los males que nos acechan, esta vez a Rubalcaba por decir que el rescate es una mala noticia. Viva el rescate, viva la pobreza del ciudadano, viva la perdida de soberanía, viva el desmadre de un gobierno mentiroso, sordo, demagógico. Si señor. La culpa de la oposición. Que coño.
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