viernes 01 de junio de 2012, 08:05h
En estos tiempos de recesión es
alentador comprobar que existen buenas noticias económicas dispersas en nuestra
amplia geografía. No todo va tan mal
como lo pintan los especuladores y los pescadores de río revuelto.
Hoy queremos detenernos en un pueblo
ejemplar de la provincia de Lleida, Guisona.
Guisona tiene dos cualidades muy destacables. La primera y fundamental,
el pleno empleo. De una población de 6.785 personas, solo hay 269 parados. La
gente trabaja, las deudas se pagan, la sonrisa no se pierde.
La segunda cualidad es la pluralidad.
En Guisona, la población extranjera ha superado a la autóctona. Conviviendo con
ciudadanos catalanes, se pueden encontrar ucranianos, rumanos, senegaleses y
así hasta un total de 42 nacionalidades diferentes. Como suelen decir, Guissona
se ha convertido en una especie de Giss-ONU.
Esta asombrosa pluralidad de población convive en paz y sin conflictos sociales.
¿Milagro? Nada de
eso. El único milagro es que hay
trabajo. Y todo el trabajo procede de una empresa modelo, el Grupo Alimentario
Guisona, una antigua cooperativa que se ha convertido en la primera empresa
cárnica de España, con una facturación
de 1.300 millones de euros y 41 millones de beneficios. El grupo tiene unos 4.000
puestos de trabajo directos y 1.500 más en las tiendas franquiciadas.
En
el Grupo Alimentario Guisona entran cada año 650.000 cerdos y terneros y
44 millones de pollos que salen
envasados y listos para consumo. Además de los productos cárnicos y los
piensos, este año ha comenzado a producir pan, gazpacho y caldos y también el
envasado de aceite. Hace pocos meses ya se había iniciado ella la comercialización
de leche y zumos. Este crecimiento tiene una sólida base, el grupo no depende
del crédito de las entidades bancarias y para seguir creciendo, reinvierte los
beneficios.
Cuando nuestra agricultura y ganadería
anda en crisis con problemas estructurales de todo tipo, es estimulante confirmar
que el mundo del campo, si se gestiona con eficacia y profesionalidad, tiene capacidad
de sobra para generar riqueza, bienestar y pleno empleo. Y lo que es más
importante, gracias a este potencial, España sigue siendo un país con futuro y
Cataluña, una tierra de acogida.