La canción ganadora es "Euphoria"
Pastora Soler 'eleva' a España hasta el décimo puesto en Eurovisión y Suecia gana la edición de 2012
domingo 27 de mayo de 2012, 09:51h
Bakú, originalmente conocida como "ciudad golpeada por el viento", ha sido azotada hoy en la final de la 57 edición del Festival de Eurovisión por una avalancha sueca llamada Loreen que, descalza y de puntillas, ha llevado a más de 100 millones de espectadores de la oscuridad a la "Euphoria".
Los 372 puntos de la combinación del voto de la
audiencia y de un jurado profesional por país la han empujado hasta la
gloria, seguida del coro folk de abuelas rusas (259 puntos) y del
prestigioso músico serbio Zeljko Joksimovic (214), en contraste con el
batacazo del británico Engelbert Humperdinck, penúltimo con 12 puntos.
Suecia se ha llevado por delante también las aspiraciones de la
sevillana Pastora Soler y de su tema "Quédate conmigo" (obra de los
mismos compositores), aunque sus 97 puntos y el décimo puesto cosechados
suponen el mejor resultado de España desde que en 2004 Ramón alcanzara
ese mismo lugar.
"Yo siempre he dicho que quedando dentro del
'top 10' me daba por satisfecha", ha señalado, sobre todo después de una
experiencia "tan bonita", que recomendará y que quizás decida repetir
en un futuro. "Ha habido mucha gente que me ha dado las gracias
por devolverle la ilusión al festival", ha añadido la artista, pletórica
y emocionada, que ha insistido en que se ha dejado "la piel" en ello.
La oportunidad de mostrarse ante el mundo como una nación moderna ha
hecho que el anfitrión, Azerbaiyán, un país casi desconocido a orillas
del Caspio, se haya volcado en una gala espectacular, que ha vestido de
largo el apabullante y nuevo Crystal Hall de Bakú. Los 17.000
espectadores congregados en su interior han visto cómo pasado, presente y
futuro se daban la mano en un multitudinario número musical, combinando
sones y bailes tradicionales azeríes con las angulosas geometrías del
escenario, en homenaje quizás a las modernas proezas arquitectónicas que
pueblan la ciudad.
El aparente anacronismo se ha mantenido
cuando el primero en saltar sobre las tablas -es un decir- ha sido el
septuagenario Engelbert Humperdinck por Reino Unido, el artista
masculino de mayor edad en la historia del festival, poco después antes
que las abuelas rusas de Buranovskiye Babushki, candor festivo con horno
de leña incluido en su presentación.
Eurovisión no sería
Eurovisión sin este tipo de excesos visuales (y a veces también
vocales), aunque la criba de las dos semifinales previas eliminaron la
mayor parte de ellos. Escaparon con vida la fuente de agua de los
irlandeses Jedward, los espasmos del lituano vendado y el extraño número
marinero de Turquía, que ha sido séptimo. Veintiséis canciones
se han batido en una gala con muchas propuestas rítmicas y pocas
baladas, lo que ha jugado en su favor, pues prácticamente todas se han
clasificado en la primera parte de la tabla, como el serbio, la azerí
Sabina (cuarta), la albanesa Rona Nishliu (quinta), el estonio Ott
Lepland (sexto) y la española.
Los diez primeros puestos los han
completado el joven alemán Roman Lob (octavo), con un tema de Jamie
Cullum, y la italiana Nina Zilli (novena).
A medio camino entre
el sentimiento y la canción de baile ha surgido un tema catártico
llamado "Euphoria", que ya es triple platino en ventas y que interpreta
la singular sueca Loreen, descalza, despeinada, oculta bajo su flequillo
y casi a oscuras. Hay años en los que Eurovisión lo ganan las
canciones, otros la personalidad de sus artistas o sus puesta en escena
y, por último, noches mágicas en las que todo eso confluye, facturando
actuaciones antológicas y nuevas divas con las que nutrir su historia.
Eso ha sucedido con esta intérprete de orígenes bereberes, que tiene
familia en Pamplona y que se convirtió en la gran favorita desde su
designación en una preselección televisada hace meses, seguida por la
mitad de la población sueca. Con su triunfo, une su nombre al de
una larga lista de vencedores de este país compuesta por Charlotte
Nilsson (1999), Carola (1991), Herreys (1984) y, cómo no, el cuarteto
ABBA (1974, "Waterloo"), fundamental pilar de este extraño evento
televisivo y musical, que hace más por el encuentro intercultural
europeo que una beca Erasmus.