Reírse del miedo

La historia nos dice que los tiranos, los grandes inquisidores, los fanáticos y los fundamentalistas siempre han odiado el humor. Lo han considerado su peor enemigo, porque el humor libera de la opresión.

La risa es el arma más temida por quienes pretenden dominar el mundo con su bota. Están cayendo chuzos de punta y nos dicen: Nos estamos para chistes. Se equivocan. Todo lo contrario. Los filósofos latinos afirmaban que la risa corregía las costumbres y los psicólogos recomiendan la risa como un arma eficaz para combatir el miedo.

El miedo paraliza, atenaza, empeora una situación que ya es mala. Una persona asustada es una persona dócil, sometida. Las exigencias de los mercados, los implacables recortes, la incertidumbre laboral, todo eso son detonantes para llenar nuestras corazones de miedo. La mejor forma de combatir el miedo es el buen humor. Para reírse del mundo, para reírse de la crisis, antes hay que reírse del miedo.

La radio ha apostado por el humor, por sonreír a pesar de todo, por ridiculizar al prepotente, y lanzar andanadas de ironía al político que se encierra en su torre de marfil, o al economista que resume la vida a un porcentaje.

Además, la radio nos ayuda a recordar a los grandes maestros del humor, Mingote, Tip, Gila, que supieron reír y hacernos reír en circunstancias políticas y económicas más graves que la que tenemos ahora.

No podemos dejarnos abatir por el miedo y la desconfianza, eso es perder la batalla antes de comenzarla. Como muy bien dice su etimología, la crisis no es una catástrofe, es un examen. No nos van a examinar de economía, ya saben lo mal que la tenemos, nos van a examinar de nuestro estado de ánimo, si tenemos lo que hay que tener para salir adelante, es decir, nos van a examinar de ilusión y de espíritu de superación, nos van a examinar de nuestra capacidad de generar confianza, entusiasmo, optimismo y sobre todo, buen humor.

Si la crisis aprieta, recuerde, no hay que tenerle miedo al miedo. Aprenda a reírse del miedo. Porque el humor libera.