No todas las tasas son iguales
jueves 19 de abril de 2012, 16:02h
La
palabra de moda es "tasas", tasas para todo. En la Justicia, donde ya las había
van a crecer en algunos casos hasta un 800 por ciento. Va a ser más difícil
litigar, pero no para todos. Lo será para los que menos tienen y no tendrán
problema los que puedan pagar. Ya veremos el resultado económico y el otro, el
importante de verdad, el de la pérdida de derechos de los ciudadanos. Hay áreas
en las que en segunda instancia se modifican total o parcialmente más del
veinte por ciento de las sentencias. Quienes no puedan acudir a esa segunda
instancia por insuficiencia económica -no hace falta ser pobre de solemnidad
para no poder pagar las nuevas tasas- sufrirán un doble castigo. Las tasas no
son para pagar la Justicia Gratuita como ha dicho el ministro, son para
recaudar.
En la
sanidad, las tasas eran imparables y van a tener diferentes niveles en función
de la renta. Ya veremos si funciona la maquinaria que discrimine a los pensionistas
no contributivos, a los parados sin empleo, a los que cobran más de nosécuanto y a los enfermos crónicos,
por ejemplo. Habrá que ir con todos los carnés y la Declaración de la Renta en
la boca. La culpa no es de los paganos,
sino de la pésima gestión del sistema, de la entrega de 30 o 60 píldoras en un
bote para quien necesita sólo la mitad, del mal uso de los genéricos, de la
falta de control de las Administraciones públicas, pero lo van a pagar los
ciudadanos. Siempre sucede lo mismo. Las tasas tienen un objetivo disuasorio, y
algo conseguirán, pero también recaudatorio.
Este viernes
previsiblemente se duplicarán las tasas universitarias y estudiar una carrera
costará el doble que ahora: unos 1.800 euros, 200 al mes. Esa subida no servirá
para pagar más allá del veinticinco por ciento de lo que de verdad cuesta esa
enseñanza. Y la pagamos todos los ciudadanos, los que tienen hijos
universitarios y los que no, los mileuristas y los presidentes de los bancos,
incluso de los intervenidos. Es radicalmente injusto. Y también que el 50 por
ciento de las carreras de Humanidades tengan menos de 40 alumnos de nuevo
ingreso o que 270 grados no lleguen a los 50. Los pagamos a precio de oro.
Es bueno ir
a la Universidad y nadie debe quedarse fuera por no tener dinero. Para eso
están las becas. Pero no es obligatorio y se puede ser un fantástico trabajador
sin haber pasado por la Universidad. Y que pague más el que puede y nada el que
no puede. No es un derecho fundamental. Es discutible que haya un Estado de
Bienestar donde se imponga el repago para poder acceder a los medicamentos. Y es
casi imposible tener un Estado de Derecho donde se limite, y en algunos casos
se impida de hecho, el acceso a la Justicia. No todas las tasas son iguales,
aunque todas nos duelan en el bolsillo.