Dicen que los que más saben lo que les conviene, tiran de sangre fría, callan lo que piensan y explotan la estrategia que más les favorece. Es por ejemplo lo que la Alemania de
Angela Merkel ha hecho en esta crisis con España. El país germano es uno de los mayores valedores de nuestra deuda nacional y por eso guarda siempre un prudente silencio sobre el futuro de España, nuestros riesgos financieros y los problemas a corto, medio y largo plazo. Sin embargo, esa 'alianza' o 'camaradería' no existe en similares términos con Francia e Italia, y el Gobierno ha explotado.
Saben
Rajoy y todos los miembros de su gobierno que la amenaza de rescate es lejana pero no improbable, y esa intervención económica y financiera supondría un final trágico para la nueva andadura del PP en el Ejecutivo central. Pero el ejemplo de Italia está cercano: el país transalpino tampoco ha sido rescatado, pero sí 'intervenido' políticamente, ya que
Silvio Berlusconi, legítimo primer ministro, fue presionado para que dimitiera con el acoso de los mercados y las autoridades europeas. Llegó
Mario Monti, un tecnócrata, y fin de la historia. Rajoy no quiere un caso similar en España.
Los antecedentes fueron parecidos: dudas sobre la solvencia económica y financiera, la prima de riesgo disparada y riesgo de que la deuda soberana italiana se considerara bono basura. Así que Rajoy ha hecho dos cosas: anunciar más recortes (10.000 millones más de las arcas públicas, 7.000 en sanidad y 3.000 en educación) para espantar fantasmas sobre el déficit público y calmar a los mercados y, segundo, exigir silencio a los socios europeos como al italiano Monti o al francés
Nicolas Sarkozy, este último, supuesto socio preferente.
El presidente del Gobierno descartó ante los medios, tajantemente, en esa línea dura de comunicación, que España pueda ser intervenida, ahora o en el futuro, y reclamó a los líderes europeos que sean prudentes en sus manifestaciones y asuman sus propias responsabilidades. Sus afirmaciones iban dirigidas expresamente a Monti y Sarkozy, por sus declaraciones sobre España en los últimos días, sembrando dudas o poniéndonos como ejemplos negativos de gestión. Además, consideró que "no hay que hacer caso al ruido ni distraerse con cosas menores" o de "poca importancia que duran veinticuatro horas".
Lea también:
-
Rajoy carga contra Monti: que se ocupe de lo suyo
-
"Si vienen otros a hacer los Presupuestos verá lo que es un ajuste"