Economía: emergencia nacional
lunes 09 de abril de 2012, 08:53h
El 20 de noviembre de 2011, después de casi 8 años de
gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero,
el Partido popular, con Mariano Rajoy a la cabeza, obtenía una mayoría absoluta que traducía en votos el favor de los ciudadanos españoles. La tarea que esperaba,
a partir del mes siguiente, al gobierno de Rajoy era ingente, después de que en los más de cuatro años anteriores del
gobierno Zapatero, unas veces se minimizara y
otras se negara la profunda crisis económica en la que estaba inmersa la
economía española.
Unas semanas después
de la toma de posesión del nuevo gobierno, las cifras han sido contundentes, después de que Rajoy se levantara un día con un dato económico verdaderamente
demoledor: el déficit
presupuestario de España a finales de 2011 estaba en torno al 8%, dos puntos más de los
previstos por el gobierno ZP.
Las
medidas iniciales adoptadas por Rajoy en los cien primeros días de gobierno han sido
verdaderamente frenéticas y de choque frontal para superar la herencia recibida: subida del IRPF, congelación
del salario y más horas de trabajo para los funcionarios, y recortes más que drásticos en todos los ministerios. Y todo eso acompañado de
un saneamiento del sistema financiero, la limitación del sueldo de los
directivos, una ley de Transparencia y
una reforma laboral profunda que cambia el modelo existente hasta la fecha,
entre otras medidas legislativas encaminadas a evitar la caída libre hacia el
abismo y la consecuente intervención de las autoridades económicas de la Unión Europea, como
unos meses atrás hicieran ya con Irlanda, Portugal y, en especial, con Grecia.
Pacto de
estado, ya
Sea o no por la herencia recibida y con la
mayor o menor ocultación de cifras en la transición del gobierno socialista al popular, el
hecho es que España está caminando en la cuerda floja, y con la vista
de inversores, mercados, y autoridades de la Unión Europea
clavada en el más mínimo gesto de
nuestro país. La situación, al decir de la práctica totalidad de analistas y expertos económicos y financieros, es de tal
gravedad que ha llegado ya el momento de
que partidos políticos y organizaciones sociales se "retraten" y den un paso al frente
olvidándose por una vez y, acaso sin que sirva de precedente, en poner por encima de los intereses propios, las razones de estado.
Lo deseable, desde luego, sería que todos aquellos
partidos políticos y
organizaciones empresariales y sociales cuya vocación es
claramente estatal no permanezcan
ajenas a una propuesta de este calado que, cada día más, parece la mejor _si no la única_ vía de choque para superar la
situación de verdadera emergencia nacional que estamos viviendo. Pero quienes,
de ninguna manera, pueden quedarse al margen
de una iniciativa de esta naturaleza son
Mariano Rajoy, presidente del gobierno de España, y Alfredo Pérez Rubalcaba,
líder de la oposición, al frente de sus respectivas formaciones políticas. Una
alternativa que no contase con el
acuerdo de ambos líderes en una
situación como la que estamos atravesando, sería papel mojado.
Si en la época de la transición de nuestro país a la
democracia fueron los Pactos de la Moncloa la clave que propició que España fuera
considerada mundialmente como modelo de transición de un régimen político dictatorial a otro de pleno derecho,
fue por la grandeza de miras de los actores -líderes políticos, sociales y
sindicales- que lo
hicieron posible: Entre otros, Suárez, Calvo Sotelo, Carrillo, Tierno Galván, Triginer, Ajuriaguerra, Roca , y varios líderes sociales y empresariales (Ferrer Salat, Camacho y Redondo dieron
también finalmente su apoyo).
Hoy, la encrucijada histórica
es del mismo o mayor calado. Será la amplitud de miras o la mezquindad de nuestros líderes la
condición clave para que la
historia los sitúe en el podium de los
hombres y mujeres de estado, o en el
desván de lo que pudo ser y no fue por la miopía o el egoísmo de quien no
fue capaz de mirar más allá de sus narices, que es tanto como decir, de
sus intereses, poniendo los de todos los españoles de hoy, y los de
generaciones venideras como el norte de su acción de gobierno y de oposición.
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
5429 | Germán - 12/04/2012 @ 10:06:13 (GMT+1)
Son vitales unos nuevos Pactos de la Moncloa para intentar salir de esta ya larga crisis y dar confianza en los llamados "mercados"
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