Los violentos, los radicales, esos que se esconden con capuchas y pañuelos, fueron los únicos que ayer jueves estropearon el comportamiento cívico de los españoles durante la jornada de huelga general. Eso sí, fue suficiente como para empañar el éxito de la jornada, ya que los destrozos que ocasionaron en Barcelona fueron más que graves.El
centro de Barcelona ardió, literalmente, desde primera hora de la tarde hasta el fin de la jornada de
huelga por los ataques de estos grupos organizados anti-sistema que se mezclaron con
los manifestantes de la marcha de CGT y los de la posterior con los
sindicatos mayoritarios.
Quemaron locales enteros, como una cafetería, la Starbucks Coffee de la plaza Urquinaona, y reventaron multitud de escaparates de comercios, y no sólo de la banca, que solía ser su excusa para expresar violencia. Desde a un Corte Inglés a un Zara fueron atacados por estos violentos, que también quemaron en torno a un centenar de contenedores de la ciudad. Lamentables incidentes que no tienen que condenar la acción del resto de huelguistas y manifestantes pacíficos, pero que siempre empaña estas jornadas de protesta.
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El centro de Barcelona arde por los ataques violentos de un grupo de encapuchados-
Diariocrítico Catalunya