Piquetes contra la libertad
viernes 30 de marzo de 2012, 08:01h
Una huelga general como la de ayer forma
parte de los rituales de la democracia y de la libertad. No vamos a entrar en sus objetivos, ya de
sobra expuestos y debatidos, ni en la influencia que el paro y las
manifestaciones puedan tener para que el Gobierno "suavice" la reforma laboral,
ni siquiera en las cifras de la protesta, siempre muy superiores según los
datos de los organizadores, y muy reducidas según la versión de los
responsables gubernamentales.
En lo que sí entramos, y con indignación, y
con rechazo y con vergüenza ajena, es en la falta de respeto exhibido por los
llamados "piquetes informativos", que en muchos casos actuaron como pandillas
de chantajistas y de matones para coaccionar y amedrentar a quienes, en
ejercicio de su legítimo derecho, optaron por no secundar la huelga
general. Quienes son capaces de agredir a un conciudadano porque no piensa como
él, son unos indeseables. Quienes rompieron las lunas de los escaparates de
negocios en que los trabajadores autónomos cumplían con su deber, defendiendo
hasta el último céntimo de su débil economía, no son sindicalistas ni obreros
ni ciudadanos de bien: son una tropa de
siniestros pescadores en río revuelto que se cobijan en la ley de la
selva o en el anonimato de la capucha, la barra de hierro y la silicona.
Y todo ello porque una cosa es defender
los derechos de los trabajadores, y una muy distinta -exactamente la contraria- actuar como tribus salvajes en contra de
muchos de esos trabajadores. ¿En algún sitio está escrito que secundar una
huelga es obligatorio? ¿Alguien, desde los sindicatos subvencionados con dinero
de todos (también de los agredidos por los piquetes), se cree con facultades
para decretar la paralización de un país, en contra de la voluntad de la
mayoría de sus ciudadanos?
Un
centenar largo de heridos (la mayoría, agentes de las fuerzas de
Seguridad), 176 detenidos, centenares de incidentes de mayor o menor cuantía y,
sobre todo, irracional falta de respeto a la libertad ajena, son asuntos que
figuran en la vergonzosa crónica de la violencia en la huelga general de ayer.
Es algo, sencillamente, intolerable, y hoy Cándido Méndez, Fernández Toxo y
otros dirigentes sindicales, en lugar de echar las campanas al vuelo y sacar
pecho, deberían asumir su responsabilidad y pedir perdón a la inmensa mayoría
de los españoles.
Especial huelga general>>
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (2)
5232 | ALPHAVILLE - 05/04/2012 @ 14:06:48 (GMT+1)
Los que no estamos de acuerdo con esta huelga y menos aún con los piquetes ¿no tenemos derecho a defendernos? Parece ser que para los totalitarios de la izquierda el único derecho lo tienen los suyos, al resto.... ni agua!
5013 | Pikertom - 30/03/2012 @ 15:30:29 (GMT+1)
Los piquetes informativos, en su mayoría, se comportaron según los dictados de la ley, no obstante estoy de acuerdo que una minoría actuaron de manera indebida. Querer generalizar, en este caso, no es razonable y falta a la verdad. Por otra parte, en su articulo, echo en falta el comportamiento de algunas empresas, no todas, que amenazaron a sus trabajadores con despidos y coaccionaron para que no se fuese a la huelga. También de la policía, que se dedico a hacer fotos.
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