El día después de las elecciones andaluzas
martes 27 de marzo de 2012, 11:23h
Arenas continuará en Andalucía
Mucho se ha especulado en diversos medios de comunicación madrileños sobre
la posibilidad de que el presidente regional del PP-A y candidato a la
Presidencia de la Junta de Andalucía, Javier Arenas, podría marcharse a Madrid
a un organismo oficial tras no conseguir llegar el 25-M al Palacio de San
Telmo. Nada más lejos de la realidad. Javier Arenas tiene decidido seguir
cuatro años más como portavoz de la oposición en el Parlamento andaluz a no ser
que Mariano Rajoy le reclamara para otros cometidos.
El hecho de haber logrado ser la fuerza más votada en Andalucía por primera
vez en treinta años parece que le ha dado los suficientes ánimos para no tirar
la toalla y continuar reforzando a un partido que es la alternativa lógica al
PSOE. Por delante le queda una ardua labor con un poder que no se puede
minimizar. Con el Grupo Parlamentario mayoritario en la Cámara, las ocho
capitales andaluzas y seis diputaciones, así como la mayoría de las grandes
ciudades gobernadas por alcaldes populares, el PP necesita un referente y un
líder que aglutine sus esfuerzos para encarar los próximos comicios que muchos
aseguran que también serán anticipados.
Vuelven las viejas amistades
Pese a que el ex presidente de la Junta, Manuel Chaves, apenas si ha tenido
protagonismo alguno en la campaña de Pepe Griñan a la Presidencia de la Junta,
y pese a que es pública su enemistad tras el Congreso Socialista, parece que la
noche electoral restañó viejas heridas y se olvidaron diferencias que parecían
insalvables.
Chaves estuvo toda la tarde-noche del día 25 acompañando a Griñán
en el hotel Renacimiento, elegido por los socialistas como cuartel general a la
espera de los resultados. Allí estaban también otros ex presidentes como José
Rodríguez de la Borbolla quien tampoco ha ocultado sus diferencias con el
candidato socialista. Y es que nunca una derrota fue tan celebrada como la del
25-M.
El hecho de que Arenas no lograse superar la barrera de los 50 diputados
supuso todo un estallido de alegría entre los varios centenares de dirigentes
socialistas congregados en el hotel de La Cartuja. Tan exultantes estaban que
alguien tuvo la feliz ocurrencia de entregarle a Pepe Griñán una tarta con la
que pudiese celebrar que ha sido el primer candidato socialista en la historia
de Andalucía que ha perdido frente al PP. Todo es cuestión
de puntos de vista.
Gordillo, un china en el zapato de Valderas
De todos es sabido que el díscolo alcalde de Marinaleda y cabeza de lista
de IULV-Ca por Sevilla, Juan Manuel Sánchez Gordillo, tiene absoluta fijación
contra el PSOE. Hubo, incluso, algún dirigente socialista como Gaspar Zarrías,
que intentó mediar con Diego Valderas para que no fuera en las candidaturas y
eso Gordillo no se lo perdona. Además, Griñán ha intentado con su proyecto de
ley de incompatibilidades de alcaldes y diputados que deje su puesto de
parlamentario o de alcalde, algo que no está dispuesto a hacer por nada del
mundo.
Con estas premisas, el alcalde de Marinaleda se puede convertir en una
china en el zapato del coordinador general de IULV-CA a la hora de negociar con
Griñán su apoyo al PSOE. De hecho ya ha propuesto que este apoyo esté
condicionado a un referéndum entre las bases de la coalición de izquierdas. Lo
peor que le podría ocurrir a Griñán es que se viera forzado a incluir a Sánchez
Gordillo como miembro de su Gobierno en la Consejería de Agricultura, tal y
como ha dejado caer en alguna ocasión Valderas. El PSOE no quiere ni pensarlo.
El pulso de la huelga general
A nadie se le oculta que tras los resultados de las elecciones andaluzas y
el giro a la izquierda, la comunidad va a ser el centro de atención el próximo
jueves, día de la huelga general. Son muchas las miradas que estarán pendientes
de las manifestaciones en Sevilla y de los resultados que arroje la
convocatoria en Andalucía. Se trata de un pulso que pondrá sobre la mesa si
este cambio a la izquierda ha sido real o un mero espejismo.
Los dos
responsables de UGT y CC.OO. en Andalucía, Manuel Pastrana y Francisco
Carbonero, respectivamente, van a tratr de movilizar a sus bases para quedar bien ante sus jefes y
ante los supuestos jerifaltes del nuevo cotarro andaluz, Pepe Griñán y Diego
Valderas que serán quienes repartan en el futuro las generosas subvenciones de
la Concertación Social, vitales para que ambas centrales sindicales puedan
seguir viviendo del presupuesto de la Junta de Andalucía.
El PA camino de la dasaparición
Los nefastos resultados obtenidos por el Partido Andalucista que lidera
Pilar González en estas elecciones autonómicas pueden acelerar su disolución
definitiva, sobre todo cuando tengan que hacer frente a los gastos generados
por la campaña. El PA, que en su momento llegó a ser clave para la consecución
de la autonomía y que vivió sus mejores tiempos con Alejandro Rojas-Marcos y
Pedro Pacheco, parece haberse hundido en un pozo sin fondo, siendo superado,
incluso por nuevas y emergentes fuerzas políticas nacionales como la UPyD de
Rosa Díez.
Da la impresión que los andaluces han abandonado un nacionalismo que
nunca han sentido como propio y que tuvo su mayor sentido y fuerza en los años
preautonómicos. Ahora, como ocurre en otras muchas regiones españolas, el
electorado se ha volcado en el bipartidismo de las dos principales fuerzas
políticas y no parece haber margen para los nacionalismos.