Misma tormenta, distinto barco
viernes 23 de marzo de 2012, 10:00h
Europa
Press organizó este pasado martes a las nueve, en el Hotel Villamagna un desayuno con el
embajador de los Estados Unidos en España, Alan D. Salomón
y como el presidente de la agencia, Asis Martin Cabiedes me invitó y ese día tenía la comparecencia del
ministro del interior, decidí acudir para saber que decía el embajador de Obama. Sí, de Obama. Los embajadores norteamericanos no suelen ser diplomáticos de carrera sino amigos
o contribuyentes de las campañas
presidenciales, y este embajador, de Massachusetts,
debe ser uno de los contribuyentes del actual presidente ya que la presentación que le hicieron primó más lo empresarial que lo
político. Este hombre pues debe
ser un empresario dedicado a trabajos para la tercera edad además de ser miembro de la Fundación de la Biblioteca Kennedy.
Salomón
es un tipo elegante, serio, con un punto de ironía, listo, y lo suficiente sensato para
no meterse en ningún charco como lo hacía su antecesor, Eduardo
Aguirre, un hombre de Bush, bastante
imprudente.
Comenzó como suelen hacerlo los
norteamericanos en estas cosas y que humanizan la política. Alabando a su mujer
Susan que allí estaba y diciendo que
cuando Obama nombró un embajador, tuvo suerte pues logró dos embajadores por el
precio de uno. La Sra. debe ser muy activa.
La
conferencia, por espacio de veinte minutos, fue políticamente correcta sin
meterse en demasiadas honduras pero destacando el importante papel que tiene su embajada para
promover el comercio exterior de su país y lograr que sus empresarios inviertan
en España y puso el ejemplo de la IBM y de Ford y de cómo Hillary Clinton le
había invitado a hablar en Washington
sobre comercio exterior.
Habló
sobre Afganistán, Siria, el escudo antimisiles sobre la
base de Rota y su alcalde, la competencia entre Madrid y Barcelona no solo a
nivel de fútbol sino sobre su rivalidad de ciudad y sobre el proyecto Eurovegas
ante el que no podía posicionarse. Habló de Cuba, de la entrevista
Rajoy-Obama el 27 pensando que más sería un hola y un adiós pero dejando la
posibilidad de una mayor relación para otra reunión. Contestó preguntas de todo tipo incluso una sobre ETA de la que espera su fin
definitivo y mientras no lo haga será considerada una organización terrorista.
Lógicamente se identificó con la reelección de Obama y se salió por la tangente
en relación con Guantánamo diciendo que el
presidente no tenía en la actualidad mayoría en las Cámaras, obviando que
durante dos años sí las tuvo y no hizo gran cosa.
No me gustó que sacara a colación lo dicho al parecer por
el vicepresidente Biden que se jactó de que gracias a la
presidencia de Obama, Bin Laden estaba muerto y la General Motors está viva. Ejemplos zafios de estos son
profundamente inhumanos, dejando de lado, la consideración que nos pueda
significar la persona de Bin Laden, pero esto es como lo que decía Fraga que el
mejor terrorista era el terrorista muerto, abonando el discurso de la otra
parte. No son palabras propias de gentes con sensibilidad humana. Y recuerdo
que el propio Bush de lo único que se arrepintió de su mandato fue el de haber
dicho que a Bin Laden había que "buscarlo vivo o muerto". Como en el oeste.
En
fin, nada nuevo. Como lo escribí. No me convenció con esto. No le voy a votar a
Obama.
Habló
también de la ley Sinde y no eludió pregunta alguna aunque algunas de ellas
dijo que no podía contestarlas o no las explicó lo suficiente como la del caso
Palomares. Pero no le preguntaron por Couso, ni por la masacre del sargento, ni
por la herencia dejada en Afganistán ni en Irak. Todo fue relativamente fácil y
obsequioso para éste filántropo bostoniano que con su esposa Susan, visten el
cargo.
En
este desayuno y dicho por el embajador me enteré que Ponce de León hace
quinientos años descubrió La Florida, que ya estaba descubierta por los indios
mikosukis, y que nadie sabe qué le dijo el rey Fernando para que emprendiera
aquella aventura y lo sacara de La Española.
Y me
quedé con una frase que pronunció, al constatar que todos los problemas son
globales y no nacionales: "Todos estamos bajo la misma tormenta, aunque en
distinto barco".
En
fin. Interesante por el ambiente de diplomáticos y empresarios que llenaban la
sala pero como le dije a un antiguo director de la Agencia Efe: "Te enteras más
leyendo los papeles de Wikileaks que viniendo a estos desayunos".
Quizás,
por esta razón, el embajador Salomón no quiso contestar que le parecía Wikileaks.
Por algo será.