lunes 27 de febrero de 2012, 08:51h
Todo empezó
de forma vaga, voluntarista
y envuelto en un ligero
toque utópico teñido de buenismo, en septiembre de 2004, cuando José Luis Rodríguez Zapatero, entonces
presidente del gobierno español, propuso
una Alianza de Civilizaciones entre el mundo occidental y el mundo árabe y
musulmán, en su primera intervención
ante la
Asamblea General de la ONU. Zapatero formulaba esa propuesta como
representante de un país, España, que según apuntaba a la Asamblea, ha
sido el fruto del contacto
y la simbiosis de diversas culturas.
Samuel Huntington había
formulado unos diez años antes
(1993) una teoría precursora, según la
cual los conflictos mundiales están generados por las diferencias culturales
y religiosas de las grandes civilizaciones y no como consecuencia de las
desavenencias y los enfrentamientos entre los Estados-naciones.
Un año después de la pomposa declaración de Zapatero en Nueva York,
y a propuesta de España y Turquía, la propia ONU la
hizo suya y propició la creación de
un Foro de la Alianza de Civilizaciones
de Naciones Unidas que, transcurridos 8
años, cuenta con el respaldo de
más de un centenar de países y de una veintena de organismos internacionales
Desde el principio, para muchos
analistas internacionales, la idea de partida de la
Alianza no definía claramente
sus objetivos y, años después, y habiendo mediado varios Foros anuales (Madrid, Estambul, Río de
Janeiro y, en diciembre de 2011, el último en
Doha), permanece aún la misma inconcreción inicial en
sus programas.
Frutos
escasos, incierto futuro
Nunca ha
estado claro para la opinión pública española la cuantía de los
fondos dedicados por el estado español a
la Alianza de Civilizaciones y eso que mediaron varias preguntas
del Partido Popular -entonces
en la oposición-al gobierno de
Zapatero en el Congreso de los Diputados
a las que siempre se respondía de forma ambigua. No obstante,
la cifra que más
se ha
manejado en los medios de comunicación ha sido
la de unos 5 millones de euros.
Lo
cierto es que, en nuestro país, la Alianza
de Civilizaciones apenas ha generado
acuerdos de alcance. Quizás uno de los pocos ha sido
el obtenido con la Universidad de
Naciones Unidas para la apertura en Barcelona del Instituto Internacional de la
Alianza de Civilizaciones. Sin embargo,su futuro es más
que incierto dado el escaso interés que el Partido Popular
ha mostrado por el proyecto y por la
vuelta del gobierno de Rajoy a
intensificar relaciones con los ámbitos geopolíticos que venían siendo de mayor interés para la diplomacia
española hasta la llegada de Rodríguez Zapatero a la presidencia del
gobierno. En otras palabras, que ya hemos vuelto nuestra mirada a Europa, América -en especial América Latina-
y al área del Mediterráneo. Entre tanto, es muy probable que el gobierno, después de plantear una reflexión sobre su
finalidad, acabe rebajando la contribución económica
hecha por España a la
Alianza de Civilizaciones en los últimos años. Sobre todo una vez que se despeje la duda de si
nuestro país ocupa, o no, un puesto de miembro no permanente del Consejo
de Seguridad para el periodo 2015-2016, un puesto al que también aspira Turquía.
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
3923 | Cuquiña - 29/02/2012 @ 08:42:39 (GMT+1)
¡Cinco millones de euros¡. Solo la absurda sala de los Chorreones de Ginebra hecha por ese pseudo artista de los colorines costó 20, y las reuniones que se han celebrado en distintos países ha sido España. Un proyecto de un iluso con pretensiones, un despilfarro más que tanto ha contribuído más a la ruina de España, una idea digna de un visionario. Habrá que tener las mejores relaciones con todos los países, para eso está el ministerio de Asuntos Exteriores, pero ¿cuántas mujeres ha conseguido que se quiten el burka en sus países esta absurda ensoñación, cuántas niñas se habrán librado de la ablación?, pues creo que ninguna. Un desastre destinado a desaparecer.
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