lunes 30 de enero de 2012, 17:39h
Resulta deprimente esa sensación de que en España todo lo que se hace, se hace mal. Asistimos atónitos al cierre sorpresa de Spanair que se decide de la noche a la mañana cuando aun se despachaban billetes para volar en sus alquilados aviones. ¿Tanto hubiera costado hacer las cosas bien, o lo mejor posible? ¿Es que la Generalitat de Cataluña, que tanto ha tenido que ver en esta lamentable historia, carece de la sensibilidad necesaria para no dejar en tierra de nadie a miles de pasajeros retrasando unos días la decisión del cierre? Es que no se entiende que pudiendo llegar al mismo final de una forma más o menos lógica, se decida la opción más disparatada, la más abrupta, la peor entre las perores. Y llega Fomento y amenaza con poner una multa de no sé cuántos millones... ¿quién la va a pagar?
Pero si lo único que tiene la compañía son deudas y la única herencia que va a dejar son miles de trabajadores en paro, si no tiene ni inmuebles que valgan cuatro perras y hasta los aviones con lo que operaba estaban todos alquilados... ¿De qué multa estamos hablando?
Pero España es el país en lo que todo está regulado, tasado, multado. Que luego alguien pague algo, eso ya es otra cosa. Aquí, según fuentes que se dedican a eso, se dictaron en 2011 nada menos que sesenta mil "órdenes", regulaciones, directrices de obligado cumplimiento, lo que sea. Sesenta mil piedras -entre locales, autonómicas y estatales- sobre la cabeza del ciudadano que es que ya no hay forma de dar dos pasos sin toparte con alguna obligación o alguna prohibición. Invito a alguien con más humor que yo a que sume una tarde con tranquilidad todos los deberes de un ciudadano medio, desde la tasa de basura al IRPF pasando por la ITV, el IBI o el permiso -previo pago- para aparcar. Si el ciudadano es autónomo o tiene una PYME, ni te cuento, pero del medio centenar de "trabajos" para las administraciones, seguro que no baja. ¿Y si fallas en ese maremagnum? Pues multa, claro, que es de lo que se trata.
Este no es un país serio. Aquí no solo se cachondean de tí las compañías telefónicas o las aéreas sino que solo pagan los pringados. No comparo, naturalmente, pero "el Cuco" ha dicho que no paga lo que le ha dicho el juez que debe pagar y ya verán como no lo paga. Igual que no pagan los condenados de ETA.
Pero Fomento -y volvemos al principio- se ha puesto seria con Spanair y quiere empurarla. Pues vale. Es como el castigo previsto para las autonomías que se gasten más de la cuenta: multa ¿pero han pensado quién va a pagar esa multa? Naturalmente no va a ser el presidente de la comunidad que sea; si se paga -que no, que tampoco- la pagaran los mismos que pagan el IRPF, la tasa de basura y el IVA: nosotros. ¿A qué estamos jugando? ¿Cuándo este doloroso país va a empezar a tener un poco de coherencia?
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2659 | kroker - 01/02/2012 @ 12:12:01 (GMT+1)
Creo que se queda corto en la descripción don Andrés, pero es una buena pincelada de lo que somos, y mientras no cambien las cosas, de lo que queremos ser. Ya lo dije una vez en otra columna, pero sigo en mis trece, somos un país de putos funcionarios.
Una Fiscal me comentó una vez: "dale una gorra y un pito a un español, y tienes a un peligro suelto"; pues algo así ocurre con nuestros políticos, son unos putos funcionarios la mayoría de ellos que no han dado un palo al agua en su vida, bueno sí, saca una oposiciones y échate a dormir suele ser el lema. Otros por el contrario se han metido desde muy jóvenes en el partido de turno, y han medrado dentro del "aparato".
Pero no solo son los políticos, también tenemos lo que para ser políticamente correcto sería: "los sufridos funcionarios de a pie". Son esos tipos, que tienen el curro a prueba de crisis, que no necesitan esforzarse mucho para mantener el puesto de trabajo (para eso han aprobado las oposiciones, verdadera patente de corso para sestear el resto de sus vidas); y que al fin a la postre, son los que te dicen; "pues no, falta el certificado de "gran puñeta" para completar el expediente, así que vuelva a subsanar mañana". Son además, esos tipos uniformados mayormente, que tiene la presunción veracidad en lo que dice, simplemente porque tienen la consideración de autoridad (y así lo dictamina en disparatadas sentencias el TS); pues según los Tribunales, no tienen un interés directo en el asunto en cuestión. Bueno, pues depende; cuando un municipal tiene como complemento salarial el número de multas, ya me dirán ustedes si tiene o no interés directo en ponerlas.
Ante la Administración española, no somos ciudadanos, sino súbditos, y así nos va.
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