El 80 % del peso de la subida
recaerá sobre pensionistas y trabajadores
La subida del IRPF costará 222 euros de media a cada contribuyente, según técnicos de Hacienda
martes 03 de enero de 2012, 13:49h
La subida del componente
laboral del IRPF aprobada por el Gobierno el pasado viernes costará de media
222 euros anuales a cada contribuyente que, pese a distribuirse de forma
progresiva, recaerá en su mayor parte sobre las clases medias y bajas con ingresos
por debajo de los 33.000 euros anuales -que representan el 85 % de los
trabajadores-, según señalaron hoy los Técnicos del Ministerio de Hacienda
(GESTHA).
De este modo, los
asalariados que se mueven en el entorno del mileurismo, es decir, aquellos que
ganan hasta 17.700 euros brutos anuales y que representan el 55 % del total,
deberán pagar a Hacienda unos 23 euros más al año, mientras que quienes superen
esa cantidad, pero no lleguen a 33.000 euros, deberán desembolsar unos 165 euros
más.
Estos dos tramos de
ingresos, unidos al de los asalariados que no alcancen los 53.400 euros -cuyo
gravamen extra rondará los 490 euros- aportarán en conjunto unos 2.065 millones
de euros anuales, lo que supone más de la mitad de los 4.111 millones de euros
que el Ejecutivo prevé recaudar gracias a esta subida temporal del IRPF.
En el extremo opuesto,
los trabajadores más 'afortunados' -aquellos que ganan más de 300.000 euros
anuales y que apenas suponen un 0,2 % del total- contribuirán con una mayor
cuantía, unos 16.187 euros anuales, aunque el peso total de esta aportación no
alcanzará siquiera los 465 millones de euros.
El peso recae en los
trabajadores
Junto a estos cambios, la
modificación del IRPF también afectará a los ingresos provenientes del ahorro,
con un gravamen complementario cuyo impacto variará enormemente en función del
tramo de ganancia. Así, los pequeños ahorradores que ganen menos de 6.000 euros
anuales a través de esta vía -más del 95 % del total- tan sólo tendrán que
pagar 25 euros más al año, cifra muy reducida en comparación con los más de
6.650 euros que tendrán que aportar de media quienes obtengan más de 24.000
euros al año por este concepto.
En cualquier caso, el
aumento de los gravámenes al ahorro tan sólo generará unos 1.246 millones de
euros anuales, por lo que el 80 % de la nueva subida recaerá una vez más sobre
los trabajadores -incluidos los desempleados y pensionistas- y no, como hubiera
sido deseable, sobre otros rendimientos más vinculados a los grandes
patrimonios, como los de capital.
En este sentido, el
secretario general de los Técnicos de Hacienda, José María Mollinedo, consideró
positivo que en las nuevas medidas el Ejecutivo eche mano de este tipo de
ingresos "más exclusivos", aunque matizó que aún es necesario
eliminar ciertas normas contrarias a la progresividad, empezando por excluir
las ganancias patrimoniales especulativas como rentas del ahorro.
No obstante, explicó que
esta línea de actuación "no es ninguna novedad", puesto que "ya
en anteriores modificaciones del IRPF, como la aprobada en 2010, se convirtió
al ciudadano de a pie en el principal protagonista de este género de terror
como es la subida de impuestos, dejando en un papel secundario a las grandes
fortunas, que además saben bien cómo evitar rendir cuentas con el Fisco".
La revalorización de las
pensiones, sin efecto
Por otro lado, entre las
consecuencias de esta modificación del IRPF, los Técnicos de Hacienda destacan
que la actualización de las pensiones apenas se notará en el bolsillo de los
jubilados, y en algunos casos se verá incluso neutralizada por la subida de impuestos.
De este modo, y según sus
cálculos, en nuestro país hay más de un millón de pensionistas (el 13,4% del
total) que, al percibir prestaciones por encima de los 22.000 euros durante el
pasado año, verán eclipsada su revalorización y terminarán perdiendo poder
adquisitivo durante el próximo año.
Alternativas a nuevos
ajustes
Por ello, de cara a las
nuevas medidas de ajuste que el Ejecutivo prevé aprobar en breve para contener el
déficit, Gestha aboga por incidir en la vía de la recaudación en lugar de
acometer recortes que puedan afectar a las prestaciones sociales.
Así, el colectivo indicó
que la creación de un nuevo tipo impositivo para las grandes empresas -aquellas
cuya facturación supere los 45 millones de euros- elevando del 30 % al 35 % el
gravamen aplicable a los beneficios que superen el millón de euros, sería
"un balón de oxígeno para las arcas públicas que no afectaría directamente
al ciudadano de a pie".
Gracias a esta única
medida, la recaudación se elevaría ya en más de 13.900 millones de euros
anuales -cantidad superior a la que se obtendrá por la modificación del IRPF-,
además de reducirse la brecha que separa el tipo medio efectivo de las
microempresas y pequeñas empresas frente al menor tipo efectivo de las grandes
corporaciones.
Ingresos hasta ahora
ocultos
Asimismo, Gestha recordó
que la mejor forma de revitalizar la economía sin afectar los salarios pasa por
luchar de lleno contra la economía sumergida, que supone cerca de 245.000
millones anuales, el 23,3 % del PIB.
Con la implantación de
unas políticas adecuadas que redujeran en diez puntos la tasa sumergida en
España -hasta el nivel de los países europeos más desarrollados- la
Administración podría recaudar cada año más de 38.500 millones adicionales.
Esta cifra total supone más del doble de los 16.500 millones que prevé ahorrar
el nuevo Ejecutivo en 2012, pero sin necesidad de acometer nuevos recortes
sociales como la nueva congelación del sueldo de los funcionarios o las subidas
de impuestos.
Las SICAV, un 'coladero'
del fraude
Otra medida prioritaria
para mejorar la recaudación sería la creación de un Impuesto sobre la Riqueza
que supere los defectos y vías de elusión del Impuesto sobre el Patrimonio
recuperado parcialmente en los dos próximos ejercicios. No obstante, su buen
funcionamiento estaría supeditado a la modificación de las SICAV para
establecer un porcentaje máximo de participación de entre el 2 % y el 5 % del
capital social, evitando la elusión de las rentas del capital en el IRPF que
actualmente se produce.
Por último, el IVA es
otra de las tasas que según Gestha pueden aportar una mayor recaudación, aunque
no a través de un incremento que pueda contraer el consumo y afectar a las personas
con bajos ingresos, sino incidiendo en la mejora de la eficiencia para extraer
unos mayores ingresos.
Otra opción para reducir
la especulación en los mercados financieros y aumentar los ingresos sería la
creación de un Impuesto a las Transacciones Financieras Internacionales en el
marco de la OCDE, además de equiparar los tipos nominales aplicables a los
Fondos y sociedades de inversión a los de las empresas industriales o de
servicios.
Asimismo, se hace
necesario un mayor control del gasto público, lo que se puede conseguir
potenciando la realización de auditorías operativas para comprobar si se está
dando una asignación eficaz y eficiente de los recursos públicos, con la
consiguiente repercusión de sus resultados en las sucesivas asignaciones presupuestarias.