La vuelta a dos Direcciones Generales, acogida con alivio
La separación de mandos en Interior, aplaudida por policías y guardias civiles
lunes 02 de enero de 2012, 19:42h
Con la reestructuración del Ministerio del Interior llevada a cabo por Jorge
Fernández Díaz, Policía y Guardia Civil han respirado aliviadas: se ha puesto
fin a un "enorme error" cometido por el tándem Zapatero-Rubalcaba y
se ha dotado a cada Cuerpo de una Dirección General propia, "como aconseja
la experiencia y la lógica". El cambio ha sido recogido con alborozo por
todos los sindicatos policiales y por las asociaciones de la Guardia Civil. Y
no sólo por la separación de mandos, sino también por el cese del anterior
titular único, muy cuestionado en ambos Cuerpos.
Históricamente, Policía y Guardia Civil han conformado dos Cuerpos
distintos, con mandos distintos y distintas funciones. En 2004, cuando Zapatero
creía que no ganaría esas elecciones, llevó en su programa electoral una auténtica
"boutade", según calificación de medios policiales, como era la
reconversión del Ministerio del Interior en un Ministerio de Seguridad Pública.
Tras ganar las elecciones, a Zapatero le aconsejaron que no cambiara el nombre
del departamento, dado el elevado coste de esa medida -en rótulos, documentos
timbrados, etc.-, pero en la cartera quedó la formación de un único mando para
ambos Cuerpos.
La medida sería adoptada por Alfredo Pérez Rubalcaba como ministro del
Interior en septiembre de 2006, cuando tuvo que cesar al entonces director
general de la Policía, Víctor García Hidalgo, sobre el que ya recaían sospechas
sobre su participación en el chivatazo policial a ETA que conformó el 'caso
Faisán'. En ese momento se impuso la vieja tesis de Zapatero: agrupar Policía y
Guardia Civil en una Dirección General única al mando del que hasta ese momento
era el director general de la Guardia Civil, el mallorquín Joan Mesquida.
Se pensó que así se podría ganar en coordinación entre Cuerpos, pero la
idea, en realidad, no era buena. Antes de esa 'unificación' cada Cuerpo tenía
su Director General, pero sobre ambos mandaba el secretario de Estado de
Seguridad, que coordinaba todas las acciones. Así, la 'unificación' de
Rubalcaba lo que hizo fue 'doblar' funciones: la del propio secretario de
Estado de Seguridad y la del nuevo director general de la Policía y de la
Guardia Civil.
Esa asunción de competencias totales no sirvió operativamente para casi
nada, salvo para duplicar mandos, dado que la Policía era mandada, en realidad,
por un comisario, y la Guardia Civil por un general, sobre los cuales mandaba
el director general de ambos cuerpos, sobre el que a su vez mandaba el
secretario de Estado de Seguridad. Es decir, que se había introducido un nuevo
cargo que no tenía razón de ser.
Y así, lejos, de resolver problemas competenciales, lo que resultó es que
las peleas entre Cuerpos se llevaran a niveles de segundos al mando: "No
sirvió para nada, fue un fiasco rotundo porque no resolvió los problemas de
coordinación, ni los competenciales, ni los problemas humanos ni técnicos de
cada Cuerpo", dicen a Diariocrítico la práctica totalidad de los
sindicatos policiales. Pero es lo mismo que piensan en las asociaciones de la
Guardia Civil, especialmente en la mayoritaria Asociación Unificada de Guardias
Civiles (AUGC).
Los problemas de coordinación siguieron siendo igual de evidentes, y los
problemas de reparto de operaciones y de celos los mismos que antes, salvo que
en vez de quejarse ante un director general propio de cada Cuerpo lo tenían que
hacer ante un director general conjunto... es decir, ante su segundo. Nada más.
Hay quien opina que colocar a Policía y Guardia Civil bajo una única
dirección política era una medida encaminada a gestionar -políticamente
hablando, claro- las negociaciones con ETA que estaban teniendo lugar en
diversos países europeos, como Suiza y Noruega. Es decir, controlar desde el
sistema informativo al operativo. Pero ese mismo 'control' se podría haber
tenido con las típicas dos direcciones generales.
También hay quien piensa que con un mando único se podía acelerar la puesta
en marcha de un carácter más civil para la Benemérita, pero eso es desconocer
el enorme poder que tienen los militares en este Cuerpo. De hecho, en estos
últimos años de Zapatero los militares de la Guardia Civil han conseguido lo
que nunca en su historia: pudieron contar con cuatro tenientes generales -José
Manuel García Varela, Cándido Cardiel, Atilano Hinojosa Galindo y Pascual Solís
Navarro, ascendidos en septiembre de 2007- y hasta con 35 generales y 111
coroneles como en la actualidad. "Una burrada", reconocen mandos de
la Benemérita.
La 'chapuza', según fuentes sindicales policiales, llegó al cénit con el
cese de Joan Mesquida en abril de 2008 y el nombramiento como sucesor del mando
conjunto de Francisco Javier Velázquez, que era director general de Protección
Civil y Emergencias y hombre de la máxima confianza de Pérez Rubalcaba.
Velázquez ha conseguido en estos tres años y medio de gestión ganarse la total antipatía
tanto de guardias civiles como de policías; tanto, que sindicatos y asociaciones
ha respirado aliviados con su cese.
El nuevo ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, un hombre que conoce
la política de Interior desde los tiempos de UCD -fue gobernador civil de
Asturias y de Barcelona con el gobierno centrista- decidió la supresión del
mando único de la Policía y de la Guardia Civil por considerar que se ha
demostrado "ineficiente e ineficaz", y ha vuelto a los viejos
esquemas, que todos consideran mucho más operativos y aconsejables: dos
Direcciones Generales, la de la Policía mandada por Ignació Cosidó -anterior
portavoz parlamentario de Interior y anteriormente asesor del director general
de la Guardia Civil en el Gobierno de Aznar-, y la de la Guardia Civil mandada
por Arsenio Fernández de Mesa, y coordinadas ambas dos Direcciones Generales por
el nuevo secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Ulloa Rubio.
Es la vuelta al anterior y tradicional status, en el que la Secretaría de
Estado puede contar con un mando conjunto donde policías y guardias civiles
analicen las situaciones y coordinen las operaciones a realizar.