Despropósitos de última hora
sábado 10 de diciembre de 2011, 11:31h
Crear empleo, esa es la consigna que tienen que vender desde
la Junta mientras más de un millón de andaluces se encuentran en el paro y cada
día se unen a él otros cientos de familias. ¿Y qué hacen para crear empleo?
Nada, cero patatero. La inversión pública está bajo mínimos, salvo honrosas
excepciones la industria andaluza apenas existe, el sector servicios se ahoga
en su propia deuda, los autónomos no llegan a fin de mes por la falta de
crédito y la agricultura está presa de las multinacionales que imponen los
precios por debajo de los costes en espera que la nueva PAC le dé la puntilla.
El panorama es desalentador mientras el Gobierno duerme tranquilamente en los
laureles de la conformidad. Pepe Griñán parece tenerlo claro, hay que aguantar
como sea hasta marzo a ver si la crisis nos da un respiro y Rajoy se equivoca.
Mientras, se dedica a presentar a bombo y platillo decretos inanes como el de
Artesanía Alimentaria (?) que no sirven absolutamente para nada. Vivimos en el país
de las maravillas y Alicia-Griñán sigue al otro lado del espejo contemplando
una sociedad que sólo existe en su imaginación y autoconvenciéndose de que es
el mejor presidente posible.
El sueño socialista de Borbolla en los años 80 del pasado siglo de hacer de
Andalucía la California de Europa se ha quedado en una pesadilla por la
inutilidad de unos gobiernos que siguen viviendo, y muy bien por cierto, del
cuento y de la pasividad de un pueblo acostumbrado a subsistir a base del
turismo, de las subvenciones y de la economía sumergida. Estos días he
conversado largo y tendido con andaluces que viven fuera de nuestra tierra.
Tras pasear por Sevilla y ver abarrotadas sus calles, sus bares y sus
restaurantes, su comentario es unánime: Si de verdad hubiera un millón de
parados, Andalucía estaría en llamas. Ja. Es una frase recurrente pero falsa.
Andalucía no estará en llamas ni con un millón ni con dos millones de parados,
lo estaría si aquí prohibieran la Semana Santa o si mandaran al Betis o al
Sevilla a Segunda División. Y quizás ni por eso. Somos un pueblo conformista y
lo demuestra el hecho de haber respaldado durante más de treinta años a un
mismo partido sin dar posibilidad a la lógica y benéfica alternancia política
vital para la democracia.
Un informe publicado hace tan solo unos días por Jesús Morillo en el diario ABC
de Sevilla cifraba en medio millón los funcionarios que trabajan en Andalucía.
De ellos, la mitad, en torno a doscientos cincuenta mil, pertenecen a la Junta.
Doscientos cincuenta mil. Ahí es nada. ¿Es necesaria una administración tan
numerosa, tan gigantesca? Yo creo sinceramente que no, que bastaría con
recortar un veinte por ciento ese número para que las cuentas de la Junta
cuadraran sin necesidad de recortar en salud o educación. Pero, claro, un buen
número de estos funcionarios han sido "colocados" a dedo por el
régimen socialista durante los treinta años que lleva gobernando en esta
tierra. Y ellos y sus familias son fieles, vaya si lo son. No sólo eso sino que
ejercen de comisarios políticos para que el resto de la función pública más
díscola no se desmadre como está ocurriendo en estos momentos. Antes de irse a
su casa, los socialistas van a hacer funcionarios por decreto a casi otros
treinta mil empleados de las empresas públicas de la Junta, casi todos ellos afines
y simpatizantes del PSOE, con lo que el número de empleados públicos no sólo no
se va a reducir, sino que se acercará a los trescientos mil. Trenta mil sueldos
más que tendremos que pagar el resto de los andaluces con nuestros impuestos, incluidos
el millón de parados. Pues qué bien. Crudo lo tiene Javier Arenas si consigue
alcanzar la Presidencia de la Junta.
En fin. Como se acercan las Navidades, no quiero amargarles estas
fiestas, que para alguna alegría que podamos tener, nos llueven las desgracias.
Así que en los próximos días aparcaré los asuntos políticos y económicos que
nos están agobiando la existencia y me dedicaré a hacer un retrato somero de
cómo vivimos por estas tierras las Pascuas. No se lo pierdan porque estoy
seguro que muchos de ustedes se van a ver retratados, incluso aquellos que por
culpa de la crisis se han quedado este año sin las tradicionales celebraciones
ni cestas de Navidad. De todas formas, lo dicho, felices fiestas y disfruten
mientras puedan. Al fin y al cabo todo indica que esto está a punto de dar un
vuelco y sólo faltan tres meses para las elecciones autonómicas. Que sean
felices.