Buenas noticias de la Universidad
martes 15 de noviembre de 2011, 13:07h
Dos noticias recientes relacionadas con la investigación universitaria o
con la formación de postgraduados me devuelven una cierta fe en el futuro de la
Universidad. ¿Estaremos cambiando de verdad hacia la modernidad? Tampoco hay
que lanzar las campanas al vuelo por dos razones: la mayoría de las
Universidades españolas son iguales, es decir, siguen en el pasado, y los
políticos no son conscientes de lo que nos jugamos de verdad con las
Universidades. La mayoría de los programas electorales de los partidos no dicen
más que vaguedades, generalidades y brindis al sol sobre la Universidad. Pero
algo se mueve.
En plena crisis económica, el IESE, una escuela de negocios nacida en
Cataluña que demuestra que se puede estar a la cabeza del mundo con una
institución educativa española, va a duplicar su campus de Madrid. Salió de
Barcelona hace tiempo para instalarse en Madrid y en 2010 lo hizo en Nueva
York, para competir con los mejores en su terreno. Ahora acogerá más programas
internacionales para convertirse en un "polo" de formación de ejecutivos
internacionales, nuevos cursos de gestión para directivos y un laboratorio para
emprendedores que impulse la creación de empresas en el ámbito científico,
tecnológico, de investigación y nuevos desarrollos. Todo eso desde la
iniciativa privada. Es bueno que el IESE marque el rumbo, tenga mayor presencia
en Madrid -eso habla mucho del desarrollo y la capacidad de atracción de esta
comunidad- y en el mundo. La innovación permanente en busca de la excelencia, la
exigencia a sus profesores y a sus alumnos es la mejor tarjeta de visita para
el IESE. Y para España.
Si las Universidades se moviesen igual... No pueden, porque están
encorsetadas legal y burocráticamente y, en muchos casos, no quieren. ¿Para
qué? La mayor parte de acuerdos entre Universidades y empresas se centra en la
contratación de becarios. Ni hay transferencia de tecnología ni inserción
laboral ni formación de postgrado ni la Universidad es motor del crecimiento
económico Pero hay excepciones positivas. La multinacional farmacéutica
estadounidense Lilly ha firmado un acuerdo con la Facultad de Química de la
Universidad de Valencia para que ésta investigue el desarrollo metodológico y
posterior síntesis de nuevos fármacos, con una inversión inicial de 150.000
euros más el apoyo tecnológico de este
gigante farmacéutico que factura 16.000 millones de euros al año. Si la
Universidad responde, la inversión podría ser de cinco millones de euros. Y si
algún fármaco acaba saliendo al mercado, el laboratorio pagaría royalties a la
Universidad. Hay centros en Estados Unidos que viven sólo de eso.
¿Se imaginan ustedes lo que se podría hacer en la Universidad si ésta se
moviera, si sus investigadores fueran contratados por empresas para desarrollar
nuevos productos, para evaluar otros? ¿Se imaginan que los presupuestos que
reciben las Universidades fueran diferentes en función de la calidad de la
docencia y de la investigación realizada, medidas con criterios científicos? Sólo
pensarlo me da miedo...