El presentador catalán pasa por sus horas más bajas tras las críticas recibidas después de haber entrevistado a la madre de "el Cuco"
Quién no suscribe el mantra "no todo vale por la audiencia"
suele aplicar el su vida diaria aquello que defiende que "el fin no justifica los medios". Hace ya mucho
tiempo que los medios de comunicación dejaron de ser compasivos, si es que algún
día lo fueron. La palabra ética hace ya tiempo que no se aplica en las redacciones. Se escucha e importan más conceptos como share, audiencia, datos. Palabras que encierran un solo significado: éxito y/o lo que es lo mismo, dinero. Pero me sigue sorprendiendo que se ataque de manera tan
fulminante a quién, en definitiva, no tiene la culpa. O no al menos la última
palabra.
Me estoy refiriendo al programa La Noria que esta semana ha
visto desfilar en caída libre a buena parte de sus anunciantes (Se estima que el programa deja así de ingresar 500.000 euros y puede que en breve esta cifra se duplique). Todo viene generado porque hace dos sábados se entrevistó a la madre de el "Cuco" que, además cobró. No estuvo bien hacerlo. No fue un acto compasivo, no se tuvo en cuenta el dolor de los padres de Marta, se tuvo en cuenta la audiencia, triunfó la codicia sobre lo moralmente bueno. La libertad de expresión debe existir, es
cierto, pero hay cosas que no deben pasar nunca los límites de lo ético y esa
entrevista los traspasó y de manera holgada. Pero yo no creo que Jordi González
sea el culpable, o no al menos el único culpable. Habría que mirar más arriba y
no quedarse en la cara visible del programa. El presentador catalán no maneja los hilos de la cadena. Y si el programa se ve finalmente resentido, la primera cabeza que se cortará, será la suya. Suele pasar en las grandes empresas, al final pagan los representantes, las caras visibles, pero no los que realmente hacen el daño. La maldad fue aprobado en las alturas
Ante tanto insulto en estas dos semanas, muy especialmente en internet y redes sociales, Jordi se ha defendido aunque no ha estado muy
fino a la hora de hacerlo pero yo comprendo su postura. No se midieron bien
las consecuencias (¿cuándo antes un anunciantes se había retirado por los
contenidos de un programa?) y se ha defendido como gato panza arriba (yo
también me defendería aun a sabiendas de que he obrado mal, es lícito y es,
sobre todo, humano).
Parece que la Noria está siendo cabeza de turco en Telecinco
(Antena 3 hace tiempo que emite una televisión blanca y familiar y parece que le
va bien así) y muchos se preguntan cómo
es posible que ataquen a la Noria cuando hay otro programa en la parrilla de la
misma cadena que incumple con la normativa de horario de máxima protección
infantil. Probablemente la respuesta sea que muchos espectadores y, quién sabe,
altos responsables de las marcas que han sido retiradas, se sintieran
profundamente heridos e insultados por escuchar hablar la madre del Cuco, una
madre que, en legítima defensa de su hijo, no mostró una charla que conmoviera
sino todo lo contrario. Más que el qué, yo creo que lo que dolió a muchos fue el cómo.
Soberbia, prepotencia y además saber que cobró por ello, que hace negocio, que
se lucra de un dolor ajeno. Eso es lo que definitivamente cabrea.
Entiendo que Jordi González se defienda. Entiendo también que
no entienda por qué a él, por qué ahora, por qué con esa saña. Y me pongo de su
lado. Sí, me pongo. Porque él no es el último responsable sino un señor que
sólo sabe contar el dinero.Y porque Jordi tiene una larga trayectoria detrás que avala su profesionalidad. Y eso no conviene olvidarlo.
Y puede parecer una tontería pero a lo mejor Jordi González puede
intuir pero no puede imaginar el dolor que se siente cuando matan a un hijo
tuyo, no encuentras su cuerpo para darle un adiós como se merece, cuando se
ríen de ti, cuando la justicia favorece al asesino, cuando la ley del menor
ampara a alguien que no tiene nada de angelito (no es lo mismo tener 4 años que
tener 16, no es lo mismo, señores políticos que hacen las leyes) y cuando
finalmente los cómplices de los asesinos de tu hijo salen en la tele y cobran
por ello. Ni siquiera los que somos padres podemos hacerlo.
Yo entiendo perfectamente cómo se tiene que sentir Jordi.
Como entiendo que declare que no entiende tanto desprecio. Y además lo apoyo,
no por lo que hizo, sino porque estoy convencida de que se mueve más por
ideales que por poderoso don dinero. Creo que muchos de los que lo critican
hubieran hecho lo mismo que él y que tampoco es cuestión de hacer saña contra
el presentador. Él no es quién asesinó a Marta del Castillo. ¿Cometió un error?
Es cierto. Pero todos lo hacemos. No veo lógico que se le ataque con tanta
crueldad. En cualquier caso creo que Jordi González debería pedir disculpas
aunque quién verdaderamente tendría que entonar el mea culpa es otro.
Suerte, Jordi González, yo sí te apoyo
Más columnas de Gema Lendoiro
-Kiko Rivera, el hombre de la belleza interior (que también cuenta)
-Los señores de croquetez en los Premios Planeta