PP y PSOE hacen retórica sobre los pactos de Estado
viernes 30 de septiembre de 2011, 08:11h
Ayer jueves, los portavoces de los
partidos mayoritarios, PP y PSOE, hicieron gala de su capacidad retórica acerca
de las soluciones estratégicas que necesita el país. Primero fue el portavoz
pepero González Pons, que, en rueda de prensa, tuvo que responder a la
solicitud de sectores amplios de la opinión pública que demandan un pacto para
una política de Estado para enfrentar la crisis económica. Según González Pons,
el PP está dispuesto a realizar ese tipo de pacto de Estado, porque la
superación de la crisis debe ser tarea de todos, ya que el PP "no podrá hacerlo
solo".
Inmediatamente después le preguntan a
Elena Valenciano sobre el mismo asunto y la coordinadora de campaña del
candidato socialista respondió que "el PSOE siempre ha estado dispuesto a ese
tipo de pactos", agregando que estarían dispuestos a plantearlo para después de
las elecciones.
En realidad, resulta difícil saber si
ambos partidos sólamernte parlotean del tema, ante las demandas de sectores de
la opinión pública (los más inteligentes, a mi juicio), pero no hablan en serio
para nada. Porque sería muy sencillo hacerlo: bastaría que esta propuesta de ir
a un pacto de Estado sobre la crisis económica fuera incluida en el programa
electoral. Sin embargo, lo que se conoce de ambos partidos es que ese asunto no
está presente en sus programas. Bueno, sobre el programa del PP se conoce
menos, pero del programa a discutir en la Conferencia del PSOE este fin de
semana se conoce su ponencia central y en ella no hay ni remotamente la idea de
un pacto de Estado para enfrentar la crisis.
Por cierto, la citada ponencia no es
precisamente un documento serio. En primer lugar, porque sigue hablando de la
derecha con el clásico lenguaje descalificador, exagerando las connotaciones
franquistas, generalizando como si toda ella siguiera en la postura montaraz de
algunos sectores y, en ciertos puntos, utilizando la estrategia del miedo.
Claro, en este contexto no encaja para nada la idea de proponer un pacto de
Estado para enfrentar la crisis económica. Así que Elena Valenciano estaba
inventando ante los informadores.
El otro aspecto que destaca en dicha
ponencia es el lenguaje defensista que utiliza sobre la democracia. En uno de
los apartado (no se sabe muy bien porque lo colocaron en el de Igualdad y no en
el correspondiente a Democracia) hablan de la democracia representativa en una
línea (aludiendo a que es el mejor antídoto contra el individualismo y el
populismo) y luego todo el resto del documento lo dedican a hablar de la
participación directa. Caen en esa trampa en que ha caído Izquierda Unida de
considerar que la derecha defiende la democracia representativa y la izquierda
la democracia participativa. Con lo cual se autodescalifican. No sólo le
entregan a la derecha el patrimonio de la defensa de la democracia
representativa, sino que se deslizan hacia el populismo al considerar que la
participación directa es la pomada canaria, la solución de todos los males.
Esa idea de que los problemas de los
mecanismos de representación se resuelven insuflando cantidades ingentes de
participación directa sólo ha logrado acentuar los problemas de la representación.
Es cierto que los mecanismos participativos otorgan vitalidad a la democracia
representativa, pero eso no puede hacerse a ciegas sino que estudiando a fondo
cuando se articulan sinérgicamente y cuando se entorpecen entre sí. El arte de
la articulación entre representación y participación consiste en reconocer
cuando los problemas de la representación necesitan soluciones en ese campo (la
representación) y cuando la participación directa puede efectivamente
complementar la eficacia de la representación. Pero eso parece ser demasiado
sofisticado para la Ponencia de la Conferencia del PSOE, que necesita de hacer
toda serie de guiños a su izquierda, incluyendo a los indignados.
Es una lástima que PP y PSOE se
llenen la boca con la sensatez que significa la idea de los pactos de Estado
para políticas específicas, pero luego no traten de convencer a la sociedad de
la seriedad de sus intenciones, incluyendo claramente esa propuesta en su
respectivo programa electoral. Ojalá tuvieran el coraje y la suficiente
honestidad intelectual de superar la retórica fácil sobre este asunto.