El FMI cifra en 300.000 millones el coste de la crisis de deuda para los bancos europeos
miércoles 21 de septiembre de 2011, 18:45h
El Fondo Monetario Internacional (FMI) cifra en aproximadamente 300.000 millones
de euros el impacto que han tenido en los bancos de la Unión Europea (UE) las
tensiones en torno a los problemas de la deuda soberana en los países de la zona
euro desde que esta crisis comenzara en 2010, de los que alrededor de 100.000
millones de euros corresponde a la exposición interbanciaria.
En la edición de septiembre de su Informe3 de Estabilidad Financiera
Mundial (GFSR por sus siglas en inglés), el FMI aclara que esta estimación no
tiene en cuenta las necesidades de capital de los bancos, para lo cual sería
necesario llevar a cabo una evaluación completa de los balances y las posiciones
de ingresos, sino que busca dar una idea del aumento del riesgo de crédito
soberano experimentado por los bancos en los últimos dos años.
La institución advierte de que estos efectos se ven amplificados por la
existencia de una red de instituciones financieras "altamente interconectadas y
apalancadas". "Cuando se incluyen las exposiciones interbancarias frente a los
mismos países, la magnitud del contagio aumenta en aproximadamente la mitad",
añade.
Según los cálculos del FMI, los efectos secundarios de las exposición de
los bancos europeos a la deuda soberana griega, el "epicentro" de esta crisis,
han ascendido hasta casi 60.000 millones de euros, mientras que el contagio de
la situación a Portugal e Irlanda ha supuesto 20.000 millones euros para las
entidades europeas.
Por su parte, la presión de los mercados sobre Bélgica, Italia y España
ha elevado la cantidad del impacto que tiene la crisis de deuda soberana en los
bancos europeos hasta los 200.000 millones de euros.
Asimismo, si se añaden las exposiciones a otras entidades financieras
euros, en las que los precios de los activos se ha depreciado de forma paralela
al incremento de las preocupaciones soberanas, los efectos totales estimados
alcanzarían los 300.000 millones de euros.
"Aunque estas cifras se basan en evaluaciones del mercado sobre el riesgo
de crédito, lo que puede reflejar un cierto grado de desviación, los problemas
subyacentes que ponen de relieve son reales", agrega.
CIRCULO VICIOSO
El FMI destaca que acontecimientos como las nuevas turbulencias en los
mercados procedentes de la periferia de la zona del euro, la rebaja de la
calificación crediticia de Estado Unidos por parte de Standard & Poor's y
las señales de una desaceleración económica han sacudido recientemente al
sistema financiero mundial.
En concreto, advierte de que en la zona euro las presiones soberanas
amenazan con "reactivar un círculo vicioso entre el sistema bancario y la
economía real". Según el FMI, pese a las "importantes medidas" adoptadas, las
diferencia políticas "dentro" de las economías que están aplicando los ajustes y
"entre" las economías que proporcionan apoyo han impedido el logro de una
solución duradera.
Además, advierte que el hecho de que en algunas economías los bancos ya
hayan perdido acceso a los mercados de financiación privada eleva el riesgo de
un desapalancamiento más pronunciado, de una contracción del crédito y de nuevos
obstáculos a la actividad económica, "a menos que se tomen medidas adecuadas
para abordar las fuentes del riesgo soberano y para subsanar las consecuencias
potenciales para el sistema financiero".
En este sentido, recalcó que las prioridades en las economías avanzadas
deben centrarse en hacer frente al legado de la crisis y concluir las reformas
de la regulación financiera "lo antes posible" para mejorar la capacidad de
resistencia del sistema.
Así, reclama "soluciones de política coherentes" para reducir los riesgos
soberanos en las economías avanzadas e impedir el contagio y, más concretamente,
que la eurozona ponga en práctica "sin demora" los acuerdos del 21 de julio y
considere medidas adicionales sobre gobernanza económica y financiera.
En el caso del sector financiero, incide en la necesidad de sanear los
balances de los bancos y la creación de reservas de capital adecuadas que pueden
ayudar a romper el vínculo entre el riesgo y los bancos. Además, señala que las
necesidades de capital dependerán en parte de la credibilidad de las políticas
macroeconómicas de los países.
Por otro lado, exige que la reforma financiera se defina "lo antes
posible" y se implemente de manera "uniforme" a escala internacional, lo que
incluye finalizar el acuerdo de Basilea III y decidir el tratamiento que se le
dará a las instituciones financieras de importancia sistémica.