El delito de despilfarro público
martes 20 de septiembre de 2011, 15:07h
La propuesta en
el Congreso de los Diputados de la defensora del Pueblo, Maria Luisa Cava de Llano, de que se tipifique como delito el
despilfarro público ha tenido cierta repercusión en los medios y un silencio
descriptible entre los gobernantes y los legisladores. Tampoco hay que
asombrarse. La defensora del Pueblo, que se debe a los ciudadanos y no a los
políticos, le ha dicho al ministro de Justicia que estudie "con toda seriedad y
rigor" una ley penal que ponga coto a los abusos en el ejercicio del poder. No
se trata de ir contra los que ya no están porque los ciudadanos les han puesto
en la calle, ni contra algunos de los que todavía están, porque las leyes no
tienen efectos retroactivos. Lo que busca es dignificar la clase política y dar
a los ciudadanos confianza en que si quienes les gobiernan despilfarran lo que
no es suyo, tendrán que enfrentarse con la ley.
Ya sé que no
siempre es así y que el escándalo de los ciudadanos indignados -que no siempre
coinciden con los del 15M, pero que merecen tanto respeto, al menos, como
ellos- no tiene respuesta la mayoría de las veces, pero no es de recibo que
tras el cambio en algunos gobiernos autonómicos o municipales, las facturas
pendientes sean centenares de miles, las deudas se multipliquen por ocho o por
diez y nadie responda de nada. La mayoría de los políticos son honestos y
buscan el bien público. Pueden equivocarse y tomar decisiones erróneas. Les
hemos entregado el poder para que decidan por nosotros y lo tienen que hacer.
Pero cuando se lee que una obra pública, presupuestada en cien millones de
euros acaba costando el doble, y no pasa nada, habría que aplicar la ley nonata
que reclama la defensora del Pueblo. Y cuando se lee que en Aragón había 77
coches oficiales para el servicio de diez consejeros, la Justicia tendría que
actuar si tuviéramos esa ley que reclama Cava de Llano. O cuando se sabe que en
la Diputación de Barcelona - y posiblemente en centenares de organismos
públicos- había en el último mandato cinco asesores para cada uno de los cinco
grupos políticos que la integraban, que empezaron contratados como personal
laboral y han acabado por "conseguir" una plaza de funcionario tras la
pertinente oposición... es normal que muchos se escandalicen.
Los 10.000
liberados sindicales sólo en las comunidades autónomas -sumen empresas públicas
y privadas y Administración central-, o los escandalosos déficit de las
autonomías, las subvenciones públicas descontroladas y otras muchas cosas que
deberán pagar las generaciones futuras, hipotecadas por los abusos de unos
pocos, dan la razón a la defensora del Pueblo. No es sólo lo que se gasta, ni
el despilfarro innecesario, sino el lucro personal o político que algunos
buscan y consiguen con el dinero que tanto cuesta ganar a los trabajadores. La
mayor parte de los políticos guardó silencio y hubo quien acusó a Cava de Llano
de "imprudente y carente de rigor". Ni siquiera en campaña electoral son
capaces algunos políticos de morderse la lengua. Seguro que los ciudadanos
entendieron el mensaje.