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Todo vale

miércoles 20 de abril de 2011, 13:09h
   Ante la posibilidad de ahondar en el deterioro de la imagen del Gobierno y arañar así un puñado más de votos, el Partido Popular no se para en barras. Ni lo que deberían ser temas de Estado, como la política exterior o la lucha antiterrorista, e incluso aquello que pueda afectar grave y directamente a la confianza en España, queda fuera de la batalla electoral. Todo vale.    Y para poner en marcha esa estrategia de deterioro, el PP utiliza diferentes frentes con los que contentar y captar las opiniones y el beneplácito de diferentes tendencias sociales. El objetivo es que no se pierda ni un solo voto; desde la progresía desencantada, hasta la extrema derecha, pasando por un centro moderado también disconforme con la gestión de la crisis económica.    Por un lado, Mayor Oreja se ocupa, flanqueado por González Pons y por María Dolores de Cospedal, de volver a la carga con la lucha antiterrorista. Y lo hacen en el peor momento de la banda asesina, cuando más cerca está de su final y sin atender al balón de oxígeno que esta actitud pueda dar a ETA.    Por otro lado, Aznar entra como un elefante en una cacharrería a poner en duda la solvencia de España y la capacidad de nuestro Estado de pagar su deuda.    Y Rajoy, el que en España carga contra la política económica del Gobierno mientras que en Alemania la defiende e insinúa que el haría reformas aun más duras, mantiene su prudentísimo silencio, incapaz de llevar la contraria a Aznar, de afearle la actitud a Mayor Oreja, o de pedir sosiego a González Pons o a María Dolores de Cospedal.    Tras la disparatada alocución del ex presidente Aznar en los EEUU, pegándole patadas a Zapatero en el mismísimo culo de España, el tema del momento ha pasado a ser el de la legalización o no de las listas de Bildu.    ¿Qué se pretende por parte del PP? Según González Pons la impugnación total de Bildu. Un paso extremo en la dirección del por si acaso y de la justicia preventiva con el que se demostraría, una vez más, que la demagogia se sobrepone al Estado de derecho. Y el problema es que el Gobierno se encuentra acorralado no ya sólo por su adversario político sino por una sociedad terriblemente sensibilizada por el tema. Acorralado y acomplejado. Difícil papeleta.    Que el Gobierno cumpla la ley; que haga un esfuerzo por informarse e informar a los tribunales y les deje a ellos actuar en consecuencia. Porque son los tribunales y no el Gobierno quienes deciden quien puede y quien no presentarse a las elecciones. Y permanecer, unos y otros, Gobierno, oposición, abogacía del Estado,  fiscales y jueces, policía y guardia civil vigilantes ante las posibles futuras ilegalidades que los miembros de Bildu puedan cometer, y obrar en consecuencia. Porque la ley lo contempla así y así lo permite. - Lea también: ¿Ha huido el etarra Troitiño? Im-presentable: La Justicia: ahora sí, ahora no... La Audiencia revoca la puesta en libertad de Troitiño
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