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Violencia contra los políticos

Violencia contra los políticos

lunes 31 de enero de 2011, 19:53h
Hace ya algún tiempo, deseaba escribir un ensayo sobre el llamado “Lenguaje políticamente correcto” es decir el lenguaje falaz y mentiroso con el que intentan alienarnos a su propósitos y objetivos, “lengua de serpiente” le llamaban a Zapatero en una cancioncilla que anda por Internet, cuando de hecho, los políticos están, no para gobernarnos, sino para que nos gobernemos a través de ellos, algunas veces democráticamente, otras en dictaduras más o menos disfrazadas de democracia.

Carl Philipp Gottlieb von Clausewitz (Burg,ducado de Magdeburgo, 1 de julio de 17801 -Breslau, Silesia, 16 de noviembre de 1831).Fue un Militar prusiano, uno de los más influyentes historiadores y teóricos de la ciencia militar moderna,  conocido principalmente por su tratado De la guerra, en el que aborda durante ocho volúmenes un análisis sobre los conflictos armados, desde su planteamiento y motivaciones hasta su ejecución, abarcando comentarios sobre táctica, estrategia e incluso filosofía. Sus obras influyeron de forma decisiva en el desarrollo de la ciencia militar occidental, y se enseñan hoy día tanto en la mayoría de las academias militares del mundo como en cursos avanzados de gestión empresarial y  marketing, de donde han aprendido los políticos, pues su definición fundamental de la Guerra es que es la continuación de la Política por otros medios, lo que añade un componente sumamente agresivo a la propia Política pues nadie nos garantiza que después de la Mentira vengan la violencia y la Guerra.

Veanse, Ben Alí estos días y Mubarak, con las masas en las calles, como en el advenimiento de la Republica en 1931, Alfonso XIII hubo de marcharse como lo están haciendo estos y otros más que lo harán en Yemen, Sudan y probablemente Argelia, Marruecos y Libia. No deseo comparar a Alfonso XIII con estos por más que amparara en su día las Dictaduras de Primo de Rivera y Berenguer, pero si el hecho de que las masas salen a la calle cuando su desesperación ante la mentira, sobre todo si es continuada, les lleva a la revolución.

La mentira aunque sea repetida un  millón de veces, no deja de serlo y el pueblo que es muy inteligente, tiene un cierto aguante, pero no todo el aguante.

Una mentira, quizás anecdótica, relacionada con mi tierra y que ha durado 80 años acaba de ser publicitada y descubierta:

Cuando un turista visita Valldemossa (Mallorca) quiere dos cosas: comer coca de patata y visitar las dos celdas donde vivió Chopin en la Cartuja desamortizada por Mendizábal y vendidas sus celdas al mejor postor. Decían que el famoso compositor había vivido en dos de las habitaciones y tocado sus dos pianos. Pero hubo una que ni la pisó la nº 2. Así lo dicta una sentencia hecha pública hoy y que obliga a los propietarios, los Ferrá Capllonch, a retirar toda la "publicidad engañosa", pues la verdadera fue la 4.

La historia se remonta a la estancia de Frederic Chopin, George Sand y sus hijos en ese lugar entre los años 1838 y 1839. La sentencia estima que el piano que esta empresa exhibe como el "pobre piano mallorquín" es falso, puesto que en ningún momento fue tocado por Chopin en la Cartuja de Valldemossa, y confirma que el instrumento no es contemporáneo a la estancia del músico en Mallorca, sino que fue construido en la década de los cincuenta del siglo XIX, con lo que diariamente esta mercantil está engañando a los turistas respecto a la procedencia y época del piano.

Los Ferrá Capllonch llevaban 80 años vendiendo (y cobrando por visita) que su celda era la de Chopin y George Sand excéntrica escritora francesa que escribió “Un hiver a Majorque” libro en el que pone a los pies de los caballos a los mallorquines de aquel tiempo, lugareños rurales asombrados ante una mujer que fumaba y vestia pantalones. El juez les obliga ahora a difundir en los medios de comunicación en los que se ha venido anunciando una rectificación de la referida publicidad, por considerarla engañosa, y la condena a pagar las costas del proceso.

No sé quiénes son los propietarios de la 4, pero recuerdo que mi padre, mencionaba que una de las celdas la había comprado UETAM hipocorístico de un famoso tenor mallorquín del XIX que en realidad se apellidaba MATEU y lo lógico, profesional como era de la Música era que comprara la original que no era precisamente la 2 objeto de la sentencia judicial, que habrá dejado tiesos a los millones ya de turistas que la han visitado en estas décadas.

Pero la MENTIRA en este caso suscita, dos problemas, uno la frustración de los ingenuos y otra, la caída del MITO, del fetichismo que rodeaba la Mentira, acariciando los enseres del genial compositor, oyendo sus pasos resonar en los amplios pasillos de la Cartuja.

¿Cuál será la reacción de las masas? ¿Habrá reacción de las masas, destruyendo el falso mobiliario? .O más bien los alienados turistas, disfrutando del morbo de la mentira, acudirán aun más a visitarla.

Eso nos pasa más o menos con las mentiras de los políticos,por lo menos los de los pasados 33 años(La Transición), sobre todo si son tantas y tan frecuentes que se nos olvidan. ¡Quizás las masas no acudan a la Plaza Publica! pero sí que generan en las personas que constituimos estas, una de las motivaciones de muerte, como las denominó Sigmund Freud, la agresión que estadísticamente se distribuye en Sociología como en la campana de Gauss, unos pocos a la derecha que resienten la agresión en alto grado(los violentos), la mayoría que la mantienen reprimida (las ovejas) y unos pocos a la izquierda que no la tienen (los corderos).

Y Los Violentos es evidente que han atacado y atacaran a los políticos, sobre todo porque resienten la MENTIRA como una agresión específica en su contra, la proyectan  a su vez sobre aquellos a los que tienen acceso y la transforman en hechos consumados, en lo que es probablemente también una venganza. Algunos se inmolan a lo bonzo o con un cinturón de explosivos, otros sacan sus pistolas y disparan (una ekinza como decía el arrepentido Soares Gamboa, sin pizca de rubor a Pedro J. Ramirez en su TV) y a veces son espoleados por otros políticos como ha ocurrido en U.S.A.

El tiro en la nuca a la congresista demócrata Gabrielle Giffords y la masacre de quienes asistían a su acto político han conmocionado a EE. UU. y al mundo decía en su artículo” Matar políticos, de Manuel Castells en La Vanguardia”

     Entre los muertos, Christina Taylor, una niña de 9 años interesada en la política. Se veía venir. La elección de Obama desencadenó un huracán de rabia y odio dirigido en particular contra la reforma del seguro de salud, denunciada como “socialista”. El Tea Party, un movimiento populista nacionalista liderado por Sarah Palin, se propagó jaleado por algunos medios de comunicación como la cadena Fox. El éxito republicano en las elecciones de noviembre fue impulsado por militantes del Tea Party, muchos de los cuales fueron elegidos, mientras la izquierda se desmovilizaba decepcionada por la moderación de Obama. En los meses precedentes la violencia simbólica de Palin y sus acólitos llegó al paroxismo.

Palin difundió un mapa marcando mediante un objetivo de tiro al blanco aquellas circunscripciones con demócratas que derrotar prioritariamente. Entre ellos aparecía Gabrielle Giffords. Para que no hubiera lugar a duda, el candidato republicano en ese distrito (al que Giffords derrotó por escaso margen) hizo su mitin en un club de tiro, blandiendo un fusil M16 que disparó al aire pidiendo a sus seguidores que dispararan también “para echar a Giffords del Congreso”. Y la noche que siguió a la aprobación de la ley de reforma de salud, la oficina electoral de Giffords fue atacada. Palin proclamó que “los americanos no se retiran, recargan”. Más de 40 congresistas han sido amenazados de muerte el pasado año. Ahora todos estos violentos verbales condenan la violencia cuando se practica, pero no hace falta mucha psicología cognitiva para entender cómo se construye la realidad a partir de estos materiales de líderes de opinión por parte de personas que combinan una rabia interior con un desequilibrio mental, como parece ser el caso del asesino Jared Loughner. La virulencia de este populismo es particularmente extrema en Arizona, donde se mezcla con la xenofobia antiinmigrante fomentada por los republicanos gobernantes. El propio sheriff de la policía de Tucson (uno de los pocos demócratas en la policía) denunció el clima político tóxico creado en Arizona como el caldo de cultivo donde se gestó esta masacre. Curiosamente, el juez federal (nombrado por Bush) que murió en el tiroteo había sido amenazado de muerte por apoyar la demanda judicial de un inmigrante contra su patrono.

¿De dónde viene este odio político que llega a poner en riesgo la convivencia ciudadana? Hay los ingredientes habituales: crisis económica, incertidumbre, paro, rabia de hombres blancos que ya no pueden mandar a sus mujeres y que pierden su privilegio racista de ser blancos, ideología anti gobierno tradicional en EE. UU. y teorías conspirativas  y/o conspiranoicas(eso lo añado yo, como los Peones negros del 11M) que surgen de la ignorancia y la alienación mental creciente en todas las sociedades”.

La verdad es que culpar al “tea party” es excesivo, pero a eso jugaban con  el lenguaje políticamente correcto de salvar a la Patria Americana. La perjudicada es la Democracia en este caso, pues se prefiere el autoritarismo a la democracia en profundidad.

En España no nos libramos, escribía Fernando Onega hace unos días en la Voz de Galicia:“Acabo de revisar las primeras páginas de las ediciones electrónicas de los diarios que se llaman a sí mismos «de difusión nacional» dice. Buscaba alguna noticia sobre el atentado contra la sede del PSdeG, pero no la publican. De hecho, van seis oficinas atacadas en Galicia en pocos meses, y a esa prensa llamada nacional no le parece información relevante. Tampoco le parecieron relevantes los sucesos de Murcia que precedieron a la salvaje agresión a su consejero de Cultura, y solo cuando lo golpearon se comunicó al público no murciano lo que estaba pasando: rebelión sindical contra las medidas de austeridad del Gobierno regional, protestas airadas ante el domicilio del presidente Valcárcel, amenazas directas a su hija, boicoteo de actos públicos oficiales y, según algún diario local, persecución de los consejeros.

Después vino ese ataque personal, y se suscitó un debate peligroso: el líder de la oposición lanzado a pedir responsabilidades al ministro del Interior; un clamor de la dirección del PP para echar al delegado del Gobierno e insinuaciones que hacían responsables a los sindicatos y al Partido Socialista. Califico como peligrosa esa bronca ?perdón por llamarle debate?, por la ligereza con que se han buscado culpables antes de que la policía efectuara ninguna detención y por no distinguir debidamente entre posible dejación de la autoridad, que quizá la hubo, y la autoría del delito. Parecía que Rubalcaba y el delegado no solo eran los mandos de la policía, sino los instigadores del ataque.

Hago este relato en paralelo por varias razones. La principal, para subrayar que hay un goteo de casos de pequeña violencia política: lo contado de Murcia, los cócteles molotov de Galicia, el artefacto que estalló el lunes en la sede del PSOE de Valencia, los incidentes que se producen en municipios catalanes con el argumento de la inmigración, sin olvidar las explosiones en casa de Blanco Valdés? Son dispersos, no parece que haya relación entre todos ellos, pero se producen. A veces tendemos a minimizarlos alegando que son cosa de la chavalada que pone petardos, y nos tranquilizamos mucho la conciencia atribuyéndolos a los antisistema, que lo mismo valen para la quema de mobiliario urbano que para la agresión a bienes privados y personas.

Los políticos españoles tendrían que hacer una reflexión. Vamos hacia tiempos complejos, de dificultades económicas que para muchas familias son de pura supervivencia. Hay insatisfacción social y miedo al futuro. Si a esos ingredientes les añadimos la pólvora de la agresión a personas, los discursos que solo buscan destruir al adversario, las declaraciones intransigentes, la descalificación constante o los asomos de fundamentalismo ideológico, se puede estar sembrando la semilla del rencor. El país necesita un mayor sosiego. Y estamos en el pórtico mismo de la agitación”

Nada habría que añadir a las palabras de Onega, son un  aviso a navegantes, pero no es casualidad que el agresor del Consejero murciano llevara un puño americano, de esos de hierro entre los que se meten los dedos y qué es una arma mortal.

Estas agresiones contra las que no valdría para nada una Ley de violencia política, parecida a la de Género. Solo la Regeneración de la clase Política ,el olvido del lenguaje políticamente correcto, la búsqueda de la Verdad, la independencia del poder judicial y su intervención  cuando las mentiras se transforman en estafas y en Corrupción y la denostación de la mentira como le sucedió a Nixón en el Watergate.
Si se aplicara el criterio de que a la menor mentira, a la calle, podríamos contar con los dedos los políticos que salvarían su puesto en todo el país.

**BERNARDO RABASSA ASENJO
PRESIDENTE DEL CLUB LIBERAL ESPAÑOL
PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN FIECS
“INSTITUTO EUROPEO PARA LA COMUNICACIÓN SOCIAL”
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