Marrakech es una de las más prestigiosas y emblemáticas capitales del antiguo imperio marroquí. Esta es la ciudad de las mil y una noches, un lugar mítico y místico.
“De primeras te extraña y después te entraña” - apuntó Fernando Pessoa en su cuaderno de viajes como impresión sobre Marrakech. Es una ciudad camaleónica, cambiante como las grandes metrópolis cosmopolitas, como Nueva York o París.
Encantadores de serpientes a las puertas de suntuosos palacios. Bulliciosos zocos donde se vende todo tipo de utensilios y la misteriosa Medina (el casco antiguo de la ciudad), con más de dos mil pasadizos secretos. Motocicletas, mulas y Mercedes circulan en un auténtico caos por una ciudad en la que parece haberse detenido el tiempo. Se puede hacer una emocionante excursión de un día a la Cordillera del Atlas y entre los lugares de interés de la ciudad destacan sus tumbas, zocos, mezquitas y baños. Marrakech disfruta de un soleado clima mediterráneo. Así, la primavera y el otoño, con temperaturas agradables y escasas lluvias, son los períodos ideales para visitar la ciudad.
Su ubicación entre el Sáhara, la majestuosa formación montañosa del Atlas y el Anti Atlas le hace estar en el centro de una encrucijada en la que comerciantes, mercaderes, poetas y viajeros tomaron como lugar de parada desde hace siglos.
Su medina, repleta de historia, forma parte de los Monumentos Patrimonio de la Humanidad, la vistosidad de sus calles, estrechas y entrecruzadas, el colorido zoco o la ajetreada plaza Jemma El Fna son los puntos clave para la visita a la ciudad. Aunque la mayoría de los edificios religiosos y mezquitas, no son accesibles para los no musulmanes, por su singularidad, deben ser señalados.
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