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Artur Mas, con el mejor juego

Artur Mas, con el mejor juego

sábado 27 de noviembre de 2010, 20:20h

Artur Mas llegará, seguramente, a la presidencia de la Generalitat con una mano excelente, con las mejores cartas que nadie se podía imaginar. Y sus opciones en el juego pueden seguir siendo inmejorables también de cara a la repercusión de CiU en la futura composición del espectro político que salga de las futuras elecciones generales. Así, cabe pronosticar que los propósitos señalados como hoja de ruta para Cataluña por el candidato de la federación a presidir la Generalitat -concierto económico, que es lo que vamos a analizar principalmente- pueden tener más visos de éxito de lo que algunos piensan.

Porque el juego de Mas está más (perdón!) basado en las opciones que tiene, en los dos campos -Cataluña, ahora; España, en el futuro-, si su estrategia se enfoca en lo que podríamos denominar 'apoyo por omisión' del resto de formaciones. Que es aquél que se da cuando se tiene al adversario contra la espada y la pared; cuando éste no puede ser tu cómplice pero tal vez menos aún el de tu adversario. Y estos son los dos escenarios que se le presentan a Mas en el futuro y, por consiguiente, a CiU. Desde luego, a la situación de ventaja contribuye, sobre todo, no tener amigos preferenciales y sí enemigos líquidos: que es lo que ha conseguido CiU gracias a que su referente ideológico ha corrido por unos parámetros que rompían los esquemas habituales. La federación siempre ha tenido como objetivo la fortaleza de Cataluña; otros han centrado sus batallas en el eje izquierda-derecha.

Así, empecemos por el escenario del Parlament. Aquí, puede tener, en el peor de los casos, un tripartito que sume algún diputado más. Pero, seguro, habrá otras fuerzas que, en esta tesitura, voten favorablemente la investidura de Artur Mas sólo por ver alejada a la formación de tres del Gobierno. Sólo por ello. Y sin pedir nada a cambio y porque, además, con una abstención por parte de estas otras formaciones que permita la reedición del actual Gobierno, Cataluña va a ser ingobernable: no en vano, se corre el riesgo de que toda iniciativa gubernamental se vea tumbada por la oposición. Así que también concurre un sentido práctico a la hora de tener la seguridad de que Artur Mas será el nuevo presidente. Y, a partir de aquí, ya se sabe: pactos nacionales, con fuerzas nacionalistas; acuerdos de otra índole, con las restantes: todas las aritméticas favorecen a CiU.

En el otro escenario, el Congreso -y yo diría que desde ya- también se pueden conseguir los objetivos. Y ahí es dónde me centro básicamente en el concierto económico. El único obstáculo, lo que rompería la baraja, sería una mayoría absoluta de uno de los dos grandes partidos nacionales. También, es verdad, presenta un gran peligro un nacionalismo vasco decisivo, tal como se ha podido comprobar desde Cataluña en más de una ocasión. Aunque, de momento, desde el PNV ya se han alzado voces en favor del pacto fiscal para Cataluña, con lo que es más dificultoso -no digo ni mucho menos imposible, tampoco- un voto obstaculizador a la medida.

Pero dejando de lado esta última circunstancia, los nacionalistas catalanes pueden ser la clave para acceder al próximo Gobierno español. Y con esta carta hay que jugar ya. Llegados al punto, lo lógico es que la suma de votos de CiU a los del partido grande que pierda le den a éste el Gobierno de España (y no olvidemos que la prioridad de los nacionalistas será siempre defender a Cataluña: y, en este sentido, sí vale todo). ¿Se negará entonces cualquiera de los dos partidos de cabecera españoles a gobernar con tal de evitar la concesión nacionalista?. Es verdad, calibrarán antes qué les produce más desgaste. Pero eso todos lo sabemos: no gobernar. ¿Votarían PSOE o PP una investidura del contrario sólo por este concepto? Lógicamente, y en base a la anterior respuesta, sobre todo, no. Y a ello cabe sumar la misma razón que explicábamos referida al Parlamento catalán: a este único encuentro seguirían muchos desacuerdos posteriores que, en esta ocasión, harían que fuera España la ingobernable. Porque no hay que ser muy listos para pensar que la tendencia generalizada de CiU sería alinearse con la oposición.

Desde luego hay que reconocer que todo es mucho más difícil en la realidad que sobre el papel. Pero las claves, en principio y a mi entender, deben ser éstas. Y, si aún así las cosas no salen como debieran, ya sabemos todos cuál ha sido el camino que ha dicho Artur Mas que emprenderá Cataluña.

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