La polémica estará, al menos durante un tiempo, amainada. Ya hay foto de 'reconciliación' y la niña, disfrazada de Blancanieves -como el día del concierto-, se ha retratado junto a su 'agresor' accidental, el guitarrista
Kirk Hammett de los metaleros
Metallica.
Todo fue accidental, pero hubo quien quiso ver el accidente como una consecuencia de la violencia que suele asociarse a los conciertos de rock y heavy metal. Nada más lejos de la realidad. Las pelotas de playa que se sueltan al término de los conciertos son parte de la fiesta y accidentalmente una niña estaba en el sitio menos idóneo posible. Además, no se trata, como se había dicho, de una imprudencia de la organización,
dejando a menores acercarse a sitios peligrosos. Y es que la niña en realidad era la hija de su road manager y coordinador de vestuario y viaja con su familia, que trabaja con Metallica.
Lo peor de todo es que hizo falta un comunicado oficial de prensa por parte de Metallica para explicar lo sucedido, ya que se difundió una versión muy 'oscura' de lo sucedido. El grupo recuerda que la pequeña fue atendida de inmediato pero tan sólo sufrió
"algunos raspones" sin importancia. También añade que
"en el mundo del rock and roll, a veces pasan estas cosas y parecen más raras de lo que en realidad son", y relata lo sucedido:
"Ella estaba disfrutando viendo cómo caían las pelotas del techo, y Kirk disfrutaba golpeando las pelotas fuera del escenario y mandándoselas al público, como ha hecho cada noche a lo largo de la gira". Ahora bien,
"ninguno de los dos [Kirk y la niña] se vieron frente a frente" por las pelotas que había entre medias.
Otra anécdota curiosa más para sumar al mundo del rock and roll.
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