Navarra

Ante la posibilidad de que el PSOE llegue a algún tipo de acuerdo con ANV para hacerse con el gobierno navarro, el PP, que no parece haber aprendido nada de sus yerros políticos, amortizados recientemente en las urnas de la comunidad foral, vuelve a poner en danza los espectros y los cocos a los que es tan aficionado y, desde luego, a decirle al Partido Socialista lo que tiene y lo que no tiene que hacer. Como no es cosa de parecerse al PP, ese partido que según él gana siempre todas las elecciones por muy adversos que le hayan sido los resultados, no le diré yo al PSOE lo que tiene que hacer en Navarra ni en ningún otro sitio, pero sí le recordaría que toda coalición es lícita, a condición, claro, de que los partidos que la ensayen hayan concurrido legalmente a las elecciones y hayan obtenido en sus actas en buena lid con sumisión a los principios democráticos.

   ANV, que para el PP es ETA como casi todo lo que no comulga con sus designios (muchos de su militantes tildan de pro-etarra al propio presidente del gobierno), cumple, al parecer, esos requisitos, de suerte que, allanado el escrúpulo ante el supuesto apestado, la cuestión radicaría en las concesiones que eventualmente otorgaría el PSOE a ANV por su apoyo. Pues bien; como sigo sin ser del PP, no sostendré que esa concesión sería nada menos que entregar Navarra a ETA como quien regala unas flores a la novia, y sí, en cambio, que las concesiones irían en relación al porcentaje devotos obtenido por ANV y aportando, en consecuencia, a esa coalición multipartidaria y heteróclita que arrebataría a la sucursal del PP en Navarra el poder.

Los votantes de ANV existen, piensan lo que les da la gana y son los que son, o sea, no muchos, de modo que si quieren que prosperen sus aspiraciones soberanistas o anexionistas, o lo que sea, habrán de perseverar democráticamente hasta persuadir a la mayoría. Entretanto, ¿por qué no va a poder pactar el PSOE, un poco, el programa de gobierno con ellos?