Sólo palmas para Alberto Aguilar, que confirmó doctorado
Tarde de grisura otoñal en toros y toreros para cerrar la Feria
domingo 03 de octubre de 2010, 20:38h
Tras la tempestad de toreo del sábado de gloria con Juan Mora, la calma. La oscura y plúmbea calma chicha de la mediocridad en que navega la Fiesta, regresó en una tarde otoñal en la que no brillaron ni los descastados bicornes de Puerto de San Lorenzo ni la terna de Urdiales, Aguilar y Tendero, silenciada entre bostezos.
Ya se sabe el aserto. Días de mucho, vísperas de 'na'. La lluvia de arte que, en este orden, derrocharon 24 horas antes Juan Mora, Curro Díaz y Morenito de Aranda, demudó un día después en algunas gotas de lluvia verdadera y muchos litros de mediocridad. Fundamentalmente a causa del escaso juego del encierro de Puerto de San Lorenzo, feo e impropio de la cátedra, pero tampoco la terna pareció jugarse nada... ellos sabrán. Y ya lo cuenta otra frase popular: entre todos la mataron y ella sola -la afición- se murió.. de aburrimiento.
Siendo benévolos podemos salvar al toricantano Alberto Aguilar en algunas fases de sus labores muleteriles de inicio ante los de su lote, que tenían un punto de codicia que pronto se acabó. El vallecano les plantó cara con una serie de redondos ligados y templados, pero su escaso acoplamiento al natural y intentos posteriores de nuevo sobre la mano derecha de menor nivel hicieron que todo se diluyese, aunque frente al quinto puso muchísimo y voluntarioso empeño.
Al riojano Alberto Urdiales, acostumbrado a lo duro casi siempre, tampoco le sonrieron los juguetones hados de la diosa Fortuna, porque sus dos bicornes, los de menor trapío y mayor fealdad de hechuras, debían llevar por dentro sangre de horchata o buen vino de la tierra -del torero, se entiende- pero no brava. Con lo que Urdiales, tras vanos intentos de segador sin cosecha se aburrió casi tanto como la parroquia en los tendidos, aunque es justo y necesario destacar el estoconazo al segundo.
Y el albaceteño Miguel Tendero, otrora con gran cartel, sobre todo en su época novilleril en este coso donde se doctoró con mucha dignidad en el ciclo de San Isidro del año pasado, no pudo levantar parte de la pérdida de imagen que sufrió en el de este año. Algunos detalles sueltos con la pañosa en el tercero, que iba y venía sin ton ni son, fueron lo de mayor y mínimo relieve. Porque el marrajo último tenía su guasita y Tendero no se dio coba abreviando y despenándolo con efectividad.
FICHA DEL FESTEJO
Toros de PUERTO DE SAN LORENZO, mal presentados, descastados en general, flojos y noblones excepto el seto, con peligro. DIEGO URDIALES: silencio; silencio. ALBERTO AGUILAR; que confirmaba alternativa, silencio; palmas. MIGUEL TENDERO: silencio; silencio. Plaza de Las Ventas. 4ª y última de la Feria de Otoño. Tres cuartos de entrada.